Parroquia Cristo Redentor

Blog del párroco

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  • 2017-04-20 8:46 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)


    Queridos hermanos y hermanas:


    En las apariciones del Resucitado a sus discípulos que nos narra el Evangelio hoy, Jesús les comunica muchos dones: (a) su paz –sólo en Él hay paz; en el mundo siempre encontraremos tribulación (ver Jn 16,33)–, (b) la visión de sus llagas que son signo de su amor, un amor que ha vencido a la muerte, (c) la visión de su costado abierto que es signo de la vida divina simbolizada en la sangre y el agua que de él brotaron, (d) el envío a continuar la misión que el Padre le encomendó, (e) el Espíritu Santo que hace posible la misión, (f) la autoridad de Jesús para perdonar pecados. El domingo es nuestro día del encuentro con el Resucitado en la liturgia. ¿Acoges, vives y comunicas los dones que el Resucitado te da?


    Consejo de la semana:  Hoy, Domingo de la Divina Misericordia te invito a rezar la Coronilla de la Misericordia y a hacer de ello una práctica de oración diaria. Repite la jaculatoria “Jesús, en Ti confío” con frecuencia, recurriendo a ella en los momentos de pruebas y dificultades.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-04-12 2:00 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    «Vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura» (Juan 20, 8-9). La Escritura acogida y meditada nos permite –como al discípulo amado– ver y creer; permite que lo que vemos nos lleve, no a la incredulidad, sino a la fe. En nuestra vida tiene que darse esa interacción entre Palabra acogida y Palabra vivida, entre voluntad de Dios asumida en la oración y vivida en la práctica. Cuando falta o está débil una de las dos se nos dificulta e incluso imposibilita la fe. Lo que sucede en nosotros y nuestro entorno resulta incomprensible cuando falta la clave de interpretación: la Palabra de Dios acogida en el corazón. San Juan Pablo II nos dice en su Carta al comienzo del nuevo milenio que «es necesario, en particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, en la antigua y siempre válida tradición de la Lectio divina, que permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia» (no. 39). Ojalá que este recorrido realizado en la Cuaresma nos deje esa práctica como fruto permanente.


    Consejo de la semana:  Hoy es día para hacer examen y repasar qué has logrado a lo largo de estos días de esfuerzo, de oración y sacrificio, de silencio y servicio. Primero, ¿en qué puntos ves una mejoría? Segundo, ¿en qué puntos habría que continuar trabajando de ahora en adelante? ¿Qué participación más plena en la Pascua de Cristo hay que agradecer y celebrar hoy y durante el tiempo pascual?


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-04-06 2:37 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» (Mateo 26, 15). Palabras tremendas de Judas Iscariote que está buscando un precio conveniente a cambio de su Maestro, de Jesús, que le llamó personalmente y le invitó a vivir la comunión con Él en el grupo de los Doce. Pero Judas no se ha fiado de Jesús sino de sus ideas, de sus posibilidades. No ha vivido la comunión que se le ofrecía sino los planes que por su cuenta había tramado. La misma pregunta nos la hace el mundo a cada uno constantemente: ¿qué quieres que te dé para que lo entregues, para que te deshagas de Él? Cristo sigue resultando incómodo a los planes de poder –bien o mal intencionados– de los hombres. Y por eso se busca saber a qué precio lo podemos sacar del medio, comprando a los que dicen creer en Él: tú y yo, que hemos sido llamados personalmente por el Maestro, quien nos ha invitado a vivir la comunión con Él en la Iglesia Católica. ¿Por qué precio estamos dispuestos a poner a Dios y su voluntad en un segundo lugar?


    Consejo de la semana:  Analiza cómo es tu pertenencia a la parroquia. ¿Actúas como en tu propio hogar cuando hace falta algo, asumiendo las necesidades de la parroquia y sus miembros como propias, o te comportas como un extraño o un visitante? ¿Por qué? ¿Te sientes bien así? Si crecieras en identificación con tu parroquia, ¿podrías dejarte servir mejor por Cristo?


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-03-30 2:11 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre» (Juan 11, 25-26). La fe en Dios es fiarse de Él y obedecerle. La fe en Dios nos da acceso a participar de su vida divina, la vida eterna: sólo Él es la Vida. Para fortalecer nuestra fe y la de sus discípulos (ver Juan 11, 15) Jesús realiza el signo de resucitar por el poder de su Palabra a Lázaro que llevaba cuatro días muerto.

    Todo ser humano busca vivir; es algo innato. Pero esta vida temporal, por más que la alarguemos, no es la vida eterna. Podemos caer en el error de vivir aferrados a los dones de Dios buscando de ellos la seguridad e inmortalidad que sólo la comunión de vida con Dios puede ofrecer. La muerte es inevitable y marcará el fin de una etapa, don de Dios para cada uno de nosotros, que se nos regala para que por la fe, libremente acogida también como don de Dios, podamos recibir el don de la vida divina y así no tengamos que «morir para siempre» (Juan 11, 26).


    Consejo de la semana:  Te propongo hoy domingo que de ahora en adelante, como muestra de tu agradecimiento a Dios –porque todo lo que eres, posees y vives es un don de su infinito amor por ti– lo último que hagas antes de irte a dormir cada día sea acudir a Él dedicándole uno o dos minutos para repasar lo que sucedió ese día, dándole gracias por sus regalos, pidiéndole perdón por lo que no fue según Su voluntad y pidiendo que el próximo día sea mejor en su seguimiento.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-03-24 9:06 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    La evidencia de lo que Dios ha hecho en nuestra vida y nuestro entorno es innegable. La cantidad de dones con que nos ha enriquecido es inmensa. Pero, como dice el refrán, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Es lo que le dice Jesús a los judíos. Es lo que pasa cuando nos negamos a aceptar que todo lo que somos y tenemos proviene de Dios y lo atribuimos a otras causas sin que Dios tenga nada que ver en ello. Pero puede ocurrir también que no veamos la acción de Dios ni sus dones, no por obstinación sino por indiferencia. Tantas cosas nos ocupan y preocupan que no nos queda tiempo para la oración y contemplación. El ritmo de vida tan acelerado, el tiempo que dedicamos a cosas quizás buenas en sí pero inútiles para alcanzarnos la paz y la felicidad, los esfuerzos excesivos dedicados a trabajos y proyectos con los que pensamos alcanzar seguridad y felicidad son, entre otras razones, las falsas ilusiones y seguridades engañosas que nos llevan a vivir una vida sin sentido ni dirección, sin otra meta que la del placer o logro inmediato; son las que nos impiden ver a Dios actuando en nuestra vida y nuestro entorno. Hoy Jesús, «Luz del mundo» (Juan 9, 5) te invita a dejarte iluminar por Él, sólo por Él.


    Consejo de la semana:  Te propongo que de ahora en adelante, como muestra de tu agradecimiento a Dios –porque todo lo que eres, posees y vives es un don de su infinito amor por ti– lo primero que hagas tan pronto despiertas cada día sea acudir a Él para darle gracias y luego dediques unos tres minutos para recogerte en su presencia antes de comenzar tu día y consagrarte a Él.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-03-17 3:02 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    «Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva» (Juan 4, 10). En el Evangelio de Juan conocer es saber por experiencia, no sólo intelectualmente. El don de Dios es Dios mismo, el Padre, que se comunica por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. El que le pide de beber a la samaritana es precisamente Aquél por medio de quien se comunica a la humanidad la vida divina, llamada por Jesús “agua viva”. Por eso quien la bebe quiere más y ya no tiene sed de ningún tipo: con Dios se nos da todo; sólo Dios basta. Pero para recibir como don a Dios y su vida divina es necesario vivir en su voluntad o, como dice Jesús, «permanecer en su Palabra» (Juan 8, 31). Esa Palabra se ha hecho hombre en Jesucristo, quien es la «Verdad» (Juan 14, 6). De ese modo los adoradores que desea el Padre pueden adorarlo «en Espíritu y Verdad» (Juan 4, 24), en la comunión de vida con Él y su Hijo en el Espíritu Santo. Reflexiona sobre tu vida y mira si estás dejando que Jesús te de el agua viva que te permite adorar al Padre como Él desea. ¿Te pareces a Jesús en su trato con la samaritana, con las almas y contigo? Él acoge incondicionalmente. Está consciente de su identidad y misión. Busca al otro gratuitamente sin interés. Pide pero da más. Es paciente y comprensivo.


    Consejo de la semana:  Reconoce y agradece como don de Dios a tu familia (esposo, esposa, hijos, padres, nietos, etc.). Dedica hoy tiempo de calidad a estar con ellos y déjales saber que son un don para ti. Piensa también si tú te comportas como un don de Dios para ellos. ¿En qué se puede mejorar? Quizás ellos te pueden sugerir. Pregúntales. Atrévete.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-03-08 2:55 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    En la transfiguración Jesús nos deja experimentar junto a Pedro, Santiago y Juan algo de la vida que disfruta con su Padre. El evangelista echa mano al lenguaje simbólico bien conocido por los judíos para expresar la realidad divina, increada, literalmente fuera de este mundo. Por eso habla de la nube luminosa (la presencia de Dios Espíritu Santo) que los cubrió, del resplandor de los vestidos que se vuelven blancos como la luz (que representa la vida divina), de la voz que habla desde la nube (la voz del Padre) y del espanto que sobrecoge a los discípulos (ya que reconocen estar en la presencia de Dios). Cristo vive esta vida divina no sólo durante los instantes que se trasfigura, sino siempre, aunque los sentidos humanos no lo puedan captar. Lo mismo sucede con Jesús Eucaristía: los sentidos no captan la vida divina que encierra, pero está ahí. Y se nos regala como don, no como premio por ser buenos. El respeto y la reverencia por Dios –presente en todos los sacramentos y de modo sustancial en la Eucaristía– no puede estar condicionada a una manifestación extraordinaria.


    Consejo de la semana:  Agradece al Señor haber recibido su perdón sacramental en la Reconciliación; agradece los medios y dones sobrenaturales (Bautismo, Eucaristía, el Espíritu Santo, las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, etc.). Piensa cómo aprovechas estos dones en tu vida. ¿Estará Dios contento de habértelos regalado por la manera en que los acoges, aprovechas y compartes?


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-03-02 9:05 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Al ver a Jesús actuar en el Evangelio de hoy nos damos cuenta de que para Él su Padre Dios era el valor supremo. Ninguna posesión, ninguna necesidad vital como el hambre, ningún poder o reconocimiento por grande que fuera, nada ni nadie –ni satanás con su astucia– podía llevarlo a poner a Dios y su voluntad en un segundo plano. O lo que es lo mismo, a ponerse Él o a poner cualquier otra cosa primero. Conocía muy bien a su Padre y sabía que era mal negocio cambiar la comunión con Dios por cualquier otra cosa. Sabía que ir contra la voluntad de Dios significaba no sólo perder a Dios sino también aquello que se le ofrecía a cambio. Y que, por el contrario, entregarlo todo con tal de mantenerse en la voluntad de su Padre no sólo le permitía el gozo infinito de la comunión con el Padre, sino que le daba como don del Padre todo aquello a lo que renunciaba. Es necesario aprender bien esta lección.


    Consejo de la semana:  Asume en tu vida la centralidad de la Palabra de Dios acogida y meditada. Revisa tu oración y asegura que separas al menos media hora cada día para meditar la Palabra. Comienza hoy mismo y, aunque falles alguna vez, esfuérzate en continuar sacando la media hora diaria de oración a solas con Dios.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-02-22 8:51 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    La palabra griega que se traduce por “servir” en el texto de hoy es “douleô” que significa estar sometido a un dueño. Lo que Jesús nos está diciendo es que no podemos pertenecerle a dos dueños a la misma vez. Aquello que constituye nuestra riqueza, de lo que hacemos nuestra seguridad, se convierte en nuestro dueño: requiere de nosotros que lo defendamos y nos pongamos a su servicio para proteger esa riqueza/seguridad. Si somos pobres en el espíritu, Dios es nuestra riqueza (por tanto, nuestro Dueño y Señor). Él es la única riqueza/seguridad que no requiere que le sirvamos sino que se pone a nuestro servicio para buscar nuestro bien. Si tenemos otra u otras riquezas ellas se convierten en nuestro dueño: “nos poseen” obligándonos a ponernos a su servicio para no perderlas. ¿Qué poseo y qué me posee?


    Consejo de la semana:  Lee el Catecismo de la Iglesia Católica los números 150 al 165 sobre la fe. Reflexiona sobre cómo agradeces el don de la fe y cómo lo compartes con otros. Recuerda que el don que no se comparte se pierde mientras que el que se comparte se multiplica. Escucha la voz de Dios, confíale tu vida y sigue su ejemplo compartiendo lo que te ha dado generosamente. Se feliz sabiéndote amado y bendecido por Él en la confianza que todo es para tu bien.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-02-16 7:33 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    En el Evangelio de hoy queda claro que lo fundamental es ser “hijos en el Hijo”, es decir, que el amor cristiano no es más que la manera de ser del Padre Dios reflejado en sus hijos, así como nos lo reveló en su Hijo Jesús. “Sean hijos de vuestro Padre del cielo… Sean perfectos como es perfecto vuestro Padre del cielo” (Mt 5,45.48). Esta “filiación” y esta “perfección” se deja conocer en la manera como el discípulo que vive los valores del Reino enfrenta la violencia. La enseñanza completa la de la semana pasada, presentando ahora situaciones que no dependen del discípulo. Primero, ante las agresiones y ofensas, la justicia no se logra con la venganza sino con la paradójica victoria del derrotado: “No opongáis resistencia al malvado” (5,39a). Segundo, ante los enemigos lo que hay que hacer no es odiarlos sino rogar por ellos y hacerles el bien: “amar al enemigo” (Mt 5,44a). ¿Hasta qué punto me he dejado transformar en hijo de Dios para vivir según las Bienaventuranzas?


    Consejo de la semana:  Revisa el uso de tu tiempo, don de Dios. Mira la proporción que dedicas a tus cosas y gustos y la proporción que empleas como lo haría Cristo: sirviendo a los demás. Pide ayuda al Señor para hacer ajustes. Identifica modos de servir a los que están a tu alrededor, sobre todo a los pobres que no pueden compensarte lo que hagas por ellos. Así tu paga te la dará Dios y será muy superior.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

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