Las Bienaventuranzas
C-L008

En una tarde apacible la brisa que acariciaba
las flores y las palmeras, las aguas y las montañas
En una tarde apacible la brisa que acariciaba
traía el eco de una voz. ¡Voz de Dios que susurraba!

Felices los que en la vida no se apegan al dinero;
por siempre les pertenece el reino que está en los cielos.
Felices son los que lloran porque el gozo les espera.
Felices los bondadosos porque de ellos es la tierra.

Felices son los que tienen el hambre y sed de justicia.
Felices son los que viven con alma pura y sencilla.
Felices los compasivos pues serán compadecidos.
Felices los que paz brindan pues serán de Dios los hijos.

Felices los perseguidos por practicar la justicia;
el reino les pertenece, vivirán en la alegría.
La brisa que alegre corre lleva el eco de una voz,
voz de Dios que susurraba. ¡Feliz el que la escuchó!

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