Nuestra parroquia es acogedora, ora, adora, celebra la liturgia, sirve a la comunidad con obras espirituales y materiales, comparte y disfruta en familia, se forma y estudia para ser Cuerpo Místico de Cristo que hace presente a Dios-Amor. Visítanos en la Parroquia Cristo Redentor |
Segundo Domingo de Adviento - Ciclo B
6 de diciembre de 2020
LITURGIA DE LA PALABRA Muchas veces Dios viene a nosotros sirviéndose de mensajeros. Es el caso de Juan Bautista que preparó la misión de Jesucristo al pueblo de Israel y a toda la humanidad. Cuando no le hemos dado a Dios la oportunidad de modelarnos según su manera de ser, siempre pensaremos como los seres humanos, con lógica humana, con “sentido común”; en el mejor de los casos, con la lógica de un ser humano bueno y justo. Pero Dios es totalmente diferente a nosotros y siempre nos sorprende. «Porque mis pensamientos no son sus pensamientos, ni sus caminos, mis caminos –oráculo del Señor–» (Is 55, 8). Corremos entonces el riesgo de rechazar los medios que Dios emplea para llamarnos y anunciar su venida, con lo que en última instancia rechazamos a Dios. Por eso Juan Bautista nos dice que para que Dios pueda llegar a ti y a mí es necesario convertirnos; o mejor, poner los medios para dejar que Dios nos convierta: nos dé su manera de ser. Es vital entender que la conversión no es “portarse bien”, “no robar ni matar” o “no hacer daño a los demás” como se escucha tantas veces. Estas son caricaturas de la conversión, alcanzables sin Dios con las solas fuerzas humanas y que nos instalan en la mediocridad rechazando el camino que Dios tiene para que cada uno viva la comunión con Él. CONSEJO DE LA SEMANA Comenzando hoy, antes de irte a dormir, examina cómo has vivido en el día tu relación con Dios. Fíjate en qué cosas o situaciones has hecho lo que Jesús hubiera hecho y en cuáles no. Da gracias a Dios por las primeras y pídele perdón por las segundas. Toma nota de lo que no fue bien para que puedas llevarlo a tu confesión mensual además de estar más vigilante la próxima vez. VIDA PARROQUIAL Santa Misa dominical en el templo y por Zoom: Por el momento: Cada semana encuentran en YouTube y Facebook: Para hacer su donativo: Misas adicionales con participación de fieles en diciembre y enero Colecta Cáritas de Puerto Rico INFORME ECONÓMICO
Ante la merma de ingresos ocurrida en el Fondo Ordinario parroquial, por el cierre parcial de la Parroquia, los gastos se estuvieron cubriendo en parte con dineros del Fondo de Construcción y Mejoras. Los mismos se le están devolviendo en la medida que se van generando ingresos suficientes en el Fondo Ordinario.
NOTA: Durante los años 2018 y 2019 se hicieron pagos de proyectos ascendentes a $45,548.13. Se espera comenzar este año el proyecto de remodelación del salón parroquial y realizar también otras importantes mejoras. |
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (40, 1-5. 9-11)
«Consolad, consolad a mi pueblo
—dice vuestro Dios—;
hablad al corazón de Jerusalén,
gritadle,
que se ha cumplido su servicio
y está pagado su crimen,
pues de la mano del Señor ha recibido
doble paga por sus pecados».
Una voz grita:
«En el desierto preparadle
un camino al Señor;
allanad en la estepa
una calzada para nuestro Dios;
que los valles se levanten,
que montes y colinas se abajen,
que lo torcido se enderece
y lo escabroso se iguale.
Se revelará la gloria del Señor,
y la verán todos juntos
—ha hablado la boca del Señor—».
Súbete a un monte elevado,
heraldo de Sion;
alza fuerte la voz,
heraldo de Jerusalén;
álzala, no temas,
di a las cuidades de Judá:
«Aquí está vuestro Dios.
Mirad, el Señor Dios llega con poder
y con su brazo manda.
Mirad, viene con él su salario
y su recompensa lo precede.
Como un pastor que apacienta el rebaño,
reúne con su brazo los corderos
y los lleva sobre el pecho;
cuida él mismo a las ovejas que crían».
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Salmo
(84, 9abc y 10. 11-12. 13-14 (R.: 8))
R.: Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que le temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (3, 8-14)
No olvidéis una cosa, queridos míos, que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día.
El Señor no retrasa su promesa, como piensan algunos, sino que tiene paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie se pierda sino que todos accedan a la conversión.
Pero el Día del Señor llegará como un ladrón.
Entonces los cielos desaparecerán estrepitosamente, los elementos se disolverán abrasados y la tierra con cuantas obras hay en ella quedará al descubierto.
Puesto que todas estas cosas van a disolverse de este modo, ¡qué santa y piadosa debe ser vuestra conducta, mientras esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios!
Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados.
Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia.
Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables.
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1, 1-8)
(R. Gloria a ti, Señor.)
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Como está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»;
se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Palabra del Señor. (R. Gloria a ti, Señor Jesús.)
Credo
Credo de Nicea-Constantinopla
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Credo «de los Apóstoles»
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven espiritualmente a mi corazón.
(Pausa de adoración)
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.