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Tercer Domingo de Adviento - Ciclo C
12 de diciembre de 2021
LITURGIA DE LA PALABRA La invitación a la conversión que nos dirige Juan Bautista se verifica en cambios concretos de actitudes y acciones, según nuestra situación. «¿Qué debemos hacer?» (Lc 3,10.12.14). Es lo que el Evangelio nos invita a preguntar y a escuchar la respuesta de Dios para cada uno. ¿Sigues acaparando bienes y dinero cuando ya te sobra para vivir bien? Practica la generosidad y sé desprendido sobre todo con el más necesitado. ¿Usas el tiempo para ti, tus cosas, tu disfrute y según tus prioridades? Compártelo con quien espera de tu tiempo para ser escuchado, quizás tu hijo o tu cónyuge, quizás tus padres que hace tiempo te esperan para hablar, los enfermos sin familia o que nadie visita. Pon como prioridad diaria tu media hora mínima de oración en silencio para encontrarte con Dios y dejar que te hable. ¿Sigues despojando a tu prójimo de su reputación, y hasta de su puesto en un estacionamiento o en una fila? Respeta su derecho. ¿Desobedeces las normas y leyes justas puestas para salvaguardar el bien común? Imita a Jesús que con todo y ser el Hijo «aprendió, sufriendo, a obedecer» (Hb 5,8). CONSEJO DE LA SEMANA Haz una lista de los hábitos que vas a revisar en tu vida. Dialoga pausadamente con Dios en tu oración sobre lo que hay que quitar, cambiar o añadir este Adviento para preparar bien la llegada del ‘Dios-con-nosotros’. De manera especial revisa tu empleo del tiempo, de tus bienes y de tu dinero. Si hacemos lo mismo de cada año tendremos los mismos resultados que nos dejan insatisfechos. Toma la decisión de que este año no sea así. VIDA PARROQUIAL Santa Misa dominical con participación de fieles Misa, Cenáculo y Adoración presencial Cada semana Durante el tiempo de pandemia Para hacer su donativo Almuerzo Puente de Amor Para orar en Adviento Misas de Aguinaldo Misas de precepto INFORME ECONÓMICO
Desde que comenzó la pandemia en el año 2020 la merma de ingresos ordinarios ha sido cubierta con dineros del Fondo de Construcción y Mejoras. Los mismos se devolverán según se generen ingresos suficientes en el Fondo Ordinario. Durante los años 2018 al presente se han hecho pagos de proyectos ascendentes a $57,113.97. |
Primera lectura
Lectura de la profecía de Sofonías (3, 14-18a)
Alégrate hija de Sion, grita de gozo Israel,
regocíjate y disfruta con todo tu ser, hija de Jerusalén.
El Señor ha revocado tu sentencia,
ha expulsado a tu enemigo.
El rey de Israel, el Señor,
está en medio de ti,
no temas mal alguno.
Aquel día se dirá a Jerusalén:
«¡No temas! ¡Sion, no desfallezcas!».
El Señor tu Dios está en medio de ti,
valiente y salvador;
se alegra y goza contigo,
te renueva con su amor;
exulta y se alegra contigo
como en día de fiesta.
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Salmo
(Is 12, 2-3. 4bcde. 5-6 (R.:6))
R.: Gritad jubilosos,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel.
«Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso». R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sion,
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel. R.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (4, 4-7)
Hermanos:
Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (3, 10-18)
(R. Gloria a ti, Señor.)
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
«Entonces, ¿qué debemos hacer?».
Él contestaba:
«El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?».
Él les contestó:
«No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban:
«Y nosotros, ¿qué debemos hacer?».
Él les contestó:
«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.
Palabra del Señor. (R. Gloria a ti, Señor Jesús.)
Credo
Credo de Nicea-Constantinopla
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Credo «de los Apóstoles»
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven espiritualmente a mi corazón.
(Pausa de adoración)
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.