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Primer Domingo de Cuaresma - Ciclo C
6 de marzo de 2022
LITURGIA DE LA PALABRA Cada año, al comienzo de la Cuaresma, el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto nos recuerda que todos somos tentados, todos somos probados. La tentación es inevitable. Jesús fue tentado. Pero Jesús las venció. Nuestra respuesta a la tentación dejará claro dos cosas: (1) quien es realmente Dios para mí (¿me dejo servir por Él sin condiciones, o busco alguien más o algo más que me sirva, que me de lo que quiero?), y (2) a que o a quien sirvo (¿sirvo a Dios o a otros intereses, de los que pienso recibir lo que sólo Dios me puede dar?). Te invito a que a lo largo de la Cuaresma examines las tentaciones que con frecuencia te atraen o hacen caer y repases a fondo en cada una los dos puntos mencionados. CONSEJO DE LA SEMANA Es momento de fortalecerte espiritualmente con acciones concretas durante la Cuaresma: (1) ORACIÓN PERSONAL: asegurando 30 minutos diarios a solas con Dios; (2) SANTA MISA: participando como mínimo de la liturgia dominical; (3) RECONCILIACIÓN: acudiendo al sacramento al menos una vez en la Cuaresma; (4) OFRENDA DE TESORO: por ejemplo, apoyando la campaña de Cuaresma de Unidos Contra el Hambre; (5) OFRENDA DE TIEMPO: visitando o llamando a un enfermo o envejeciente de la comunidad por espacio de media hora semanal; Ileana López, coordinadora de la Pastoral de la Salud, te ayudará. Anímate y verás que esta Cuaresma será diferente. VIDA PARROQUIAL Santa Misa dominical con participación de fieles Misa, Cenáculo y Adoración presencial Cada semana Durante el tiempo de pandemia Para hacer su donativo Libro de meditaciones para la Cuaresma de Unidos contra el hambre Ofrenda Semana Santa Misa y Vía Crucis Retiro de Cuaresma Talleres de Oración y Vida Concierto Cáritas Cristo Redentor INFORME ECONÓMICO
Desde que comenzó la pandemia en el año 2020 la merma de ingresos ordinarios ha sido cubierta con dineros del Fondo de Construcción y Mejoras. Los mismos se devolverán según se generen ingresos suficientes en el Fondo Ordinario. Durante los años 2018 al presente se han hecho pagos de proyectos ascendentes a $57,113.97. |
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (26, 4-10)
Moisés hablo al pueblo diciendo:
«El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias de todos los frutos y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios. Entonces tomarás la palabra y dirás ante el Señor, tu Dios:
«Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto, y se estableció allí como emigrante, con pocas personas, pero allí se convirtió en un pueblo grande, fuerte y numeroso.
Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestros gritos, miró nuestra indefensión, nuestra angustia y nuestra opresión.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y prodigios, y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel. Por eso, ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado.»
Los pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás en presencia del Señor, tu Dios».
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Salmo
(90, 1-2. 10-11. 12-13. 14-15 (R.: 15b))
R.: Quédate conmigo, Señor, en la tribulación.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R.
No se acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre;
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré». R.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10, 8-13)
Hermanos:
¿Qué dice la Escritura?
«La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón».
Se refiere a la palabra de la fe que anunciamos. Porque, si profesas con tus labios que Jesús es Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con los labios se profesa para alcanzar la salvación.
Pues dice la Escritura:
«Nadie que crea en él quedará confundido».
En efecto, no hay distinción entre judío y griego, porque uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan, pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4, 1-13)
(R. Gloria a ti, Señor.)
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y el Espíritu lo fue llevando durante cuarenta días por el desierto, mientras era tentado por el diablo. En todos aquellos días estuvo sin comer, y al final, sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan».
Jesús le contestó:
«Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre"».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:
Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me ha sido dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto"».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: "Ha dado ordenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden", y también: "Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra"».
Respondiendo Jesús, le dijo:
«Está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios"».
Acabada toda tentación, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor. (R. Gloria a ti, Señor Jesús.)
Credo
Credo de Nicea-Constantinopla
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Credo «de los Apóstoles»
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven espiritualmente a mi corazón.
(Pausa de adoración)
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.