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Domingo 27 del Tiempo Ordinario - Ciclo C
2 de octubre de 2022
LITURGIA DE LA PALABRA “Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe»” (Lc 17,5), nos dice el evangelio de hoy. Jesús les dice que no es necesaria una fe extraordinaria, basta una pizca de fe. Y para indicar cómo es esta fe narra una parábola. En ella vemos que la fe del servidor de Jesús le permite centrarse en su Señor y darse sin reservas y con gratuidad en el servicio, buscando siempre el cumplimiento del proyecto de Dios. Su fidelidad en el servicio no le da derecho a reclamarle recompensas a Dios. No hay méritos; todo es gratuidad de parte de Dios y debe ser así también de parte del discípulo, quien debe sentirse feliz por el hecho de servir a los demás, de haber cumplido cabalmente la voluntad de Dios. Es así como crece la fe, mediante el abandono total y la confianza absoluta en Dios en quien somos y lo tenemos todo. ¿Quiero que Jesús aumente mi fe? ¿Con qué motivación me pide que desempeñe las tareas que me competen? ¿Le hago reclamos a Dios por lo que creo merecer? CONSEJO DE LA SEMANA Te invito a conocer y vivir más plenamente la Santa Misa para que de tu participación obtengas el máximo fruto. Antes de recibir la comunión, sea en la boca o en la mano, haz un gesto de adoración al cuerpo de Cristo que vas a recibir. Esto puedes hacerlo de dos formas: con una genuflexión o con una reverencia profunda. Es un acto de fe en la presencia real sustancial de Cristo en las especies consagradas. Ayúdate de estos gestos y verás la diferencia. VIDA PARROQUIAL Misa dominical Misa ferial, Cenáculo y Adoración Internet Oficina Para hacer su donativo Rosario en comunidad Ayuda para El Tendal INFORME ECONÓMICO
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Gloria
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Habacuc (1, 2-3; 2, 2-4)
¿Hasta cuándo, Señor,
pediré auxilio sin que me oigas,
te gritaré: ¡Violencia!,
sin que me salves?
¿Por qué me haces ver crímenes
y contemplar opresiones?
¿Por qué pones ante mí
destrucción y violencia,
y surgen disputas
y se alzan contiendas?
Me respondió el Señor:
Escribe la visión y grábala
en tablillas, que se lea de corrido;
pues la visión tiene un plazo,
pero llegará a su término sin defraudar.
Si se atrasa, espera en ella,
pues llegará y no tardará.
Mira, el altanero no triunfará;
pero el justo por su fe vivirá.
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Salmo
(94, 1-2. 6-7c. 7d-9 (R.: cf. 7d-8a))
R.: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (1, 6-8. 13-14)
Querido hermano:
Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza.
Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús.
Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.
Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (17, 5-10)
(R. Gloria a ti, Señor.)
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
“Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».
Palabra del Señor. (R. Gloria a ti, Señor Jesús.)
Credo
Credo de Nicea-Constantinopla
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
Credo «de los Apóstoles»
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven espiritualmente a mi corazón.
(Pausa de adoración)
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.