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Parroquia Cristo Redentor
Arquidiócesis de San Juan, Puerto Rico
Iglesia Católica, Apostólica y Romana

En Comunión
BOLETÍN PARROQUIAL DIGITAL


Domingo de Ramos - Ciclo A
2 de abril de 2023



El Domingo de Ramos explicado

El sexto domingo de Cuaresma recibe el nombre especial de Domingo de Ramos o de Pasión, y constituye el pórtico solemne de la Semana Santa, que culminará en la celebración del Triduo Pascual. En su estructura litúrgica encontramos a modo de anticipación lo que celebraremos en el referido Triduo.

La liturgia del domingo de Ramos incluye los dos polos del Misterio Pascual: rechazo y aceptación, sombra y luz, muerte y vida. De la alegría de la procesión, pasaremos a la contemplación de la Pasión. Estos dos polos encuentran su expresión más completa y perfecta en el altar de la Eucaristía que, al mismo tiempo que sacrificio, es banquete festivo de los hijos de Dios. En el Oficio de Lecturas de hoy, la segunda, de san Andrés de Creta, nos propone muy bien los sentimientos espirituales con que debemos participar en la celebración hoy:

"... Ea, pues, corramos a una con quien se apresura a su pasión, e imitemos a quienes salieron a su encuentro. Y no para extender por el suelo, a su paso, ramos de olivo, vestiduras o palmas, sino para prosternarnos nosotros mismos, con la disposición más humillada de que seamos capaces y con el más limpio propósito, de manera que acojamos al Verbo que viene, y así logremos captar a aquel Dios que nunca puede ser totalmente captado por nosotros.
... Y si antes, teñidos como estábamos de la escarlata del pecado, volvimos a encontrar la blancura de la lana gracias al saludable baño del bautismo, ofrezcamos ahora al vencedor de la muerte no ya ramas de palma, sino trofeos de victoria".

En la celebración de hoy aclamamos al Señor uniéndonos a una gente débil como nosotros que no será capaz de mantener la adhesión a él a la hora de la verdad; vemos a Jesús entrando como Señor victorioso pero de la manera más poco "guerrera" imaginable, montado en un pollino; escuchamos un anuncio profético que nos habla de un Siervo con unas actitudes dignas de ser reflexionadas; oimos cómo Pablo nos explica aquello que es central en nuestra fe, la fidelidad de Jesús hasta anonadarse, hasta morir en la cruz, y cómo esta fidelidad hace que él sea para nosotros el único camino, y viva ahora victorioso para siempre; escuchamos, finalmente, con emoción, el relato tan detallado de los últimos momentos de Jesús, la culminación de su amor, hasta aceptar el sentirse abandonado del mismo Dios, y nos quedamos contemplando junto con las mujeres el sepulcro, llenos de una confusa y difícil esperanza. Y luego celebramos la eucaristía en la que se nos hará presente Jesús.

Será la afirmación de la fe, en la espera de celebrar con toda la alegría la Eucaristía de Pascua.

Procesión de las palmas
La procesión de las palmas es un recuerdo, una realidad presente y una profecía.

Recuerdo
Ante todo es el recuerdo de un hecho de la vida de Jesús, que tuvo lugar en Jerusalén el domingo anterior a su muerte.

De todas partes, una multitud innumerable de peregrinos habían acudido a Jerusalén para celebrar la fiesta de la Pascua. En todas partes no se hablaba aquel año más que de Lázaro, un muerto que Jesús había resucitado. De repente se supo que Jesús estaba en Betania. La muchedumbre se trasladó allí y espontáneamente se forma una comitiva. Jesús no se opone, antes manda buscar un asno que le ha de servir de cabalgadura según la profecía de Zacarías (9. 9-10): "Alégrate con alegría grande, hija de Sión. Salta de júbilo, hija de Jerusalén. Mira que viene a ti tu Rey, justo y victorioso, humilde, montado en un asno".

Realidad actual
El Domingo de Ramos es para nosotros un día en que públicamente confesamos nuestra fe. La procesión no es otra cosa que una gozosa manifestación de la fe que profesamos.

Pero si nos limitamos únicamente a asistir a esta liturgia, a cantar y llevar los ramos de olivo, no podemos decir que acompañamos de veras a Cristo. La religión, para muchos cristianos, es solamente esto: espectacularidad, y no influye para nada en sus vidas. Esta manifestación pública de fe en la realeza de Cristo ha de reflejarse también en la vida de cada uno de nosotros, como lo exige la liturgia que celebramos.

"... que quienes alzamos hoy los ramos en honor de Cristo victorioso, permanezcamos en él, dando frutos abundantes". El simbolismo de las palmas es un simbolismo de lucha y de victoria.

Podemos decir que en esta liturgia somos consagrados combatientes y mártires. Que es "nuestra promoción anual a la dignidad de caballeros y mártires" (Pius-Parshs).

La palma, símbolo del martirio. Al llevarlas queremos manifestarle a Cristo que estamos dispuestos a dar testimonio como los mártires, si no con nuestra vida, porque tal vez no lo quiera, sí al menos con nuestras buenas obras de cada día y nuestra lucha incesante contra los enemigos.

Y aquí puede haber un enorme contrasentido. La palma, símbolo de victoria. Con la palma en las manos queremos manifestar que hemos vencido a Satanás, y, sin embargo, desgraciadamente puede ser que, por dentro, interiormente, sea él nuestro vencedor. Para ser lógicos, coherentes con nuestra fe, es necesario que la realidad se ajuste al simbolismo, es necesario que lo que expresamos externamente lo poseamos interiormente.

Profecía
Veamos también en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén el glorioso cortejo del Señor cuando vuelva, con poder y majestad, para llevar a los suyos a la Jerusalén del cielo. Salgámosle entonces al encuentro con palmas y ramos de olivo, con nuestras manos cargadas de buenas obras, con nuestra victoria sobre el pecado, sobre la carne y el mundo.

La cruz, y sólo ella, es quien franquea, lo mismo a Jesús que a nosotros, la entrada en la gloria del cielo. ¿A quién llamará para formar parte de la triunfal comitiva que ha de entrar en la Jerusalén celestial? A los que hayan reconocido a Cristo como Señor y hayan aceptado su señorío. "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos -en la verdadera Jerusalén, de la cual aquella Jerusalén terrena es tan sólo un símbolo-, sino el que cumple la voluntad de mi Padre".




LITURGIA DE LA PALABRA

«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil» (Mateo 26, 40-41). Mientras aguarda el momento de la prueba suprema de su Pasión, en la que deberá vencer por medio del amor todo el mal que puede enfrentar una persona, Jesús nos enseña a vencer la tentación, bien de combatir el mal o de buscar un bien aparente a base de obrar mal, o sea, de obrar fuera de la voluntad de Dios. Esta tentación no se vence con nuestras fuerzas o capacidades –«la carne es débil»– sino con el poder de Dios, que es amor, actuando en nuestro espíritu. Por ello es indispensable mantener abierta la comunicación con Dios, la conciencia de estar en comunión con Él y la disponibilidad para que Él actúe en y por medio nuestro. Eso sólo se logra con la vigilancia y la oración. Vigilancia y oración se complementan y refuerzan. La vigilancia nos mantiene despiertos a la presencia y acción de Dios. La oración ilumina nuestra mente con la verdad divina y transforma nuestro corazón para que, superando nuestras limitaciones, defectos y los efectos del pecado, seamos capaces de vivir en la voluntad de Dios. Es necesario seguir el consejo de Jesús si realmente queremos ser santos.




CONSEJO DE LA SEMANA

Hoy y a lo largo de toda esta semana, practica la vigilancia refiriendo conscientemente a Dios todas las cosas, las que te gustan y las que no te gustan, las que son según tus deseos y las que no, pues detrás de todo está Dios Providente que lo permite para tu bien.




VIDA PARROQUIAL

Misa dominical
Celebramos la Misa dominical con participación de fieles los sábados a las 6 pm y los domingos a las 10:30 am. Los domingos se transmite en vivo por nuestro canal de YouTube y por Facebook.

Misa ferial, Cenáculo y Adoración
Los martes luego de la Misa de 6 pm celebramos el Cenáculo Mariano. Los jueves desde las 4 pm celebramos la adoración eucarística concluyendo con la Misa de 6 pm. Los viernes celebramos la Misa a las 6 pm. Los primeros viernes de mes tenemos adoración eucarística desde las 5 pm hasta antes de la Misa. La Capilla del Santísimo se abre media hora antes de que comiencen las Misas.

Internet
En YouTube y Facebook se estrena la Hora Santa de Adoración los jueves a las 10 am y se transmite en vivo la Santa Misa los domingos a las 10:30 am. También en YouTube desde los lunes se publica el comentario de P. Ángel a las lecturas del domingo. En nuestro sitio web tendremos la información más reciente sobre la vida parroquial.

Lectio divina
Los sábados a las 4:00 pm en la Capilla se ofrece la Lectio divina con las lecturas de la Misa del fin de semana.

Oficina
La oficina parroquial (787-946-1999) está abierta martes y jueves de 3:00 a 5:00 pm.

Para hacer su donativo
[1] deposite su sobre en la urna a la entrada del templo o en la canasta al momento de la colecta
[2] envíelo por correo a: Urb. El Paraíso, 140 Calle Ganges, San Juan, Puerto Rico 00926
[3] use tarjeta de crédito o PayPal; en el sitio web de la parroquia escoja Donar en el menú superior izquierdo, seleccione el concepto, por ejemplo “Colectas Misas-Fondo general”, y ponga su número de sobre en el campo de comentario
[4] use ATH Móvil; seleccione “Donar”, busque “pacrired” y ponga en el campo de “Mensaje” su número de sobre y el concepto del donativo (Colecta, Ofrenda por Misa, etc.)

Ofrenda Semana Santa
Solicitamos su cooperación para los gastos extraordinarios de la Semana Santa. Para aportar tienen disponibles los sobres especiales, así como las demás opciones para hacer su ofrenda a la parroquia. Sólo indiquen que es para la Semana Santa.

Libro de meditaciones para la Cuaresma de Unidos contra el hambre
Está disponible este año también en formato digital. El enlace lo encuentran en el sitio web de la parroquia. Hay ejemplares impresos para los que lo deseen.

Celebraciones Semana Santa
El Jueves Santo no habrá adoración a las 4 pm. La Misa de la Cena del Señor se celebrará a las 7 pm y luego estárá abierto el Monumento para visitas. El Viernes Santo estárá abierto el Monumento desde las 8 am hasta las 2:30 pm. Se ofrecerá el sacramento de la Confesión desde las 8:30 am. La Celebración de la Pasión del Señor será a las 3 pm, seguida del Vía Crucis en el templo. El sábado la Vigilia Pascual será a las 7 pm y la Misa del Domingo de Pascua a las 10:30 am.




INFORME ECONÓMICO
Mes finalizado el 28 de febrero de 2023

 Colectas generales $6,903.24 
 Ofrendas funciones parroquiales-Misas 130.00 
 Ofrendas especiales 128.99 
 Venta de El Visitante (neto) 60.00 
 Donativos Fondo Construcción y mejoras  250.00 
 Donativos Cáritas parroquial  250.00 
 Colecta imperada-Casa sacerdotal  95.00 
 Colecta imperada-Centros de catequesis  227.00 
 Urna Unidos contra el hambre  10.00 
   
 ACUMULADO ANUAL  
 Ingresos  18,141.08 
 Gastos   (12,142.28)
 Proyectos (Mejoras y reparaciones significativas) (1,890.00)
 Neto
 4,108.80 
 FONDO CÁRITAS PARROQUIAL - ACUMULADO ANUAL  
 Ingresos  368.00 
 Desembolsos   (168.71)
 Neto
 199.29 




SANTA MISA



Evangelio para rito de la bendición de los ramos

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21, 1-11)
(R. Gloria a ti, Señor.)

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos diciéndoles:

«Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto».

Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta:

«Decid a la hija de Sion:

“Mira a tu rey, que viene a ti,
humilde, montado en una borrica,
en un pollino, hijo de acémila”».

Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada.

Y la gente que iba delante y detrás gritaba:

«¡“Hosanna” al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡“Hosanna” en las alturas!».

Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó preguntando:

«¿Quién es este?».

La multitud contestaba:

«Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».

Palabra del Señor. (R. Gloria a ti, Señor Jesús.)



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (50, 4-7)

El Señor Dios me ha dado una lengua de discípulo;
   para saber decir al abatido una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído,
   para que escuche como los discípulos.
El Señor Dios me abrió el oído;
   yo no resistí ni me eché atrás.
Ofrecí la espalda a los que me golpeaban,
   las mejillas a los que mesaban mi barba;
   no escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
El Señor Dios me ayuda,
   por eso no sentía los ultrajes;
   por eso endurecí el rostro como pedernal,
   sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)



Salmo
(Sal 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24 (R.: 2ab))

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere». R.

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R.

Se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
«Los que teméis al Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel». R.



Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2, 6-11)

Cristo Jesús, siendo de condición divina,
   no retuvo ávidamente el ser igual a Dios;
   al contrario, se despojó de sí mismo
   tomando la condición de esclavo,
   hecho semejante a los hombres.
Y así, reconocido como hombre por su presencia,
   se humilló a sí mismo,
   hecho obediente hasta la muerte,
   y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo
   y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre;
   de modo que al nombre de Jesús
   toda rodilla se doble
   en el cielo, en la tierra, en el abismo,
   y toda lengua proclame:
   Jesucristo es Señor,
   para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)



Versículo

Cristo se ha hecho por nosotros obediente
hasta la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exaltó sobre todo
y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre.


Evangelio


Las distintas partes en el texto están marcadas con la siguiente clave:
C. Cronista (parte que lee el diácono o lector)
+ Jesucristo (parte que lee el sacerdote)
S. Otros (parte que lee la asamblea)


Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo (26, 14 — 27, 66)

C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:

S. «¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego?».

C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

S. «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?».

C. Él contestó:

+ «Id a la ciudad, a casa de quien vosotros sabéis, y decidle: “El Maestro dice: mi hora está cerca; voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”».

C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:

+ «En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar».

C. Ellos, muy entristecidos, se pusieron a preguntarle uno tras otro:

S. «¿Soy yo acaso, Señor?».

C. Él respondió:

+ «El que ha metido conmigo la mano en la fuente, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va como está escrito de él; pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado!, ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!».

C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:

S. «¿Soy yo acaso, Maestro?».

C. Él respondió:

+ «Tú lo has dicho».

C. Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió, lo dio a los discípulos y les dijo:

+ «Tomad, comed: esto es mi cuerpo».

C. Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias y dijo:

+ «Bebed todos; porque esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora ya no beberé del fruto de la vid hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre».

C. Después de cantar el himno salieron para el monte de los Olivos.
Entonces Jesús les dijo:

+ «Esta noche os vais a escandalizar todos por mi causa, porque está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño”. Pero cuando resucite, iré delante de vosotros a Galilea».

C. Pedro replicó:

S. «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré».

C. Jesús le dijo:

+ «En verdad te digo que esta noche, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces».

C. Pedro le replicó:

S. «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré».

C. Y lo mismo decían los demás discípulos.
Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos:

+ «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».

C. Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:

+ «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».

C. Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo:

+ «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».

C. Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:

+ «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».

C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:

+ «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

C. Y viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque sus ojos se cerraban de sueño. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba repitiendo las mismas palabras.
Volvió a los discípulos, los encontró dormidos y les dijo:

+ «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega».

C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:

S. «Al que yo bese, ese es: prendedlo».

C. Después se acercó a Jesús y le dijo:

S. «¡Salve, Maestro!».

C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:

+ «Amigo, ¿a qué vienes?».

C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano y lo prendieron. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.
Jesús le dijo:

+ «Envaina la espada: que todos los que empuñan espada, a espada morirán. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría enseguida más de doce legiones de ángeles. ¿Cómo se cumplirían entonces las Escrituras que dicen que esto tiene que pasar?».

C. Entonces dijo Jesús a la gente:

+ «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos como si fuera un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me prendisteis. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las Escrituras de los profetas».

C. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
Los que prendieron a Jesús lo condujeron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver cómo terminaba aquello.
Los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos que declararon:

S. «Este ha dicho: “Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días”».

C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:

S. «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que presentan contra ti?».

C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:

S. «Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios».

C. Jesús le respondió:

+ «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: desde ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene sobre las nubes del cielo».

C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras diciendo:

S. «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?».

C. Y ellos contestaron:

S. «Es reo de muerte».

C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon diciendo:

S. «Haz de profeta, Mesías; dinos quién te ha pegado».

C. Pedro estaba sentado fuera en el patio y se le acercó una criada y le dijo:

S. «También tú estabas con Jesús el Galileo».

C. Él lo negó delante de todos diciendo:

S. «No sé qué quieres decir».

C. Y al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí:

S. «Este estaba con Jesús el Nazareno».

C. Otra vez negó él con juramento:

S. «No conozco a ese hombre».

C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:

S. «Seguro; tú también eres de ellos, tu acento te delata».

C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar diciendo:

S. «No conozco a ese hombre».

C. Y enseguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo me negarás tres veces». Y saliendo afuera, lloró amargamente.
Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y atándolo lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador.
Entonces Judas, el traidor, viendo que lo habían condenado, se arrepintió y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos diciendo:

S. He pecado entregando sangre inocente».

C. Pero ellos dijeron:

S. «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!».

C. Él, arrojando las monedas de plata en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sacerdotes, recogiendo las monedas de plata, dijeron:

S. «No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas porque son precio de sangre».

C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:
«Y tomaron las treinta monedas de plata,
el precio de uno que fue tasado,
según la tasa de los hijos de Israel,
y pagaron con ellas el Campo del Alfarero,
como me lo había ordenado el Señor».
Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:

S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Jesús respondió:

+ «Tú lo dices».

C. Y mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:

S. «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?».

C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía liberar un preso, el que la gente quisiera. Tenía entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, dijo Pilato:

S. «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?».

C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:

S. «No te metas con ese justo porque esta noche he sufrido mucho soñando con él».

C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
El gobernador preguntó:

S. «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?».

C. Ellos dijeron:

S. «A Barrabás».

C. Pilato les preguntó:

S. «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?».

C. Contestaron todos:

S. «Sea crucificado».

C. Pilato insistió:

S. «Pues, ¿qué mal ha hecho?».

C. Pero ellos gritaban más fuerte:

S. «¡Sea crucificado!».

C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos ante la gente, diciendo:

S. «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!».

C. Todo el pueblo contestó:

S. «¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!».

C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Entonces los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo:

S. «¡Salve, rey de los judíos!».

C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a llevar su cruz.
Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.
Los que pasaban, lo injuriaban, y meneando la cabeza, decían:

S. «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz».

C. Igualmente los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también diciendo:

S. A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¡Es el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz y le creeremos. Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama, pues dijo: “Soy Hijo de Dios”».

C. De la misma manera los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
Desde la hora sexta hasta la hora nona vinieron tinieblas sobre toda la tierra. A la hora nona, Jesús gritó con voz potente:

+ «Elí, Elí, lemá sabaqtaní?».

C. (Es decir:

+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).

C. Al oírlo algunos de los que estaban allí dijeron:

S. «Está llamando a Elías».

C. Enseguida uno de ellos fue corriendo, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber.
Los demás decían:

S. «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo».

C. Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se resquebrajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que él resucitó, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.
El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:

S. «Verdaderamente este era Hijo de Dios».

C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo; entre ellas, María la Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en su sepulcro nuevo que se había excavado en la roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.
María la Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro.
A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:

S. «Señor, nos hemos acordado de que aquel impostor estando en vida anunció: “A los tres días resucitaré”. Por eso ordena que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, se lleven el cuerpo y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los muertos”. La última impostura sería peor que la primera».

C. Pilato contestó:

S. «Ahí tenéis la guardia: id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis».

C. Ellos aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y colocando la guardia.

Palabra del Señor. (R. Gloria a ti, Señor Jesús.)




Credo

Credo de Nicea-Constantinopla

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.

Amén.


Credo «de los Apóstoles»

Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.

Amén.



Santo

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosana en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosana en el cielo.



Cordero

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.



Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven espiritualmente a mi corazón.
(Pausa de adoración)
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.




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29 de marzo de 2023



24 de marzo de 2023:
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La Semana Santa paso a paso
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2 horas de Salmos para Cuaresma
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Resurrección de Lázaro
Lectio de Juan 11,1-45
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