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Parroquia Cristo Redentor
Arquidiócesis de San Juan, Puerto Rico
Iglesia Católica, Apostólica y Romana

En Comunión
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Misa de la Cena del Señor (Jueves Santo)
28 de marzo de 2024



La Misa de la Cena del Señor explicada

Esta celebración de la tarde es sin ninguna duda una de las más intensas y más bellas de todo el año litúrgico. En efecto, en ella se conmemora la primera misa, la cena durante la cual Jesús instituyó la Eucaristía para que su presencia permaneciera viva en el sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. Comienza el Santo Triduo Pascual, en el que conmemoramos los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. En la Misa de la cena del Señor la Iglesia celebra tres grandes misterios: la institución de la Sagrada Eucaristía, del sacramento del orden y el Mandamiento Nuevo del Señor sobre la caridad fraterna. Es por tanto celebración gozosa y alegre, que nos introduce en los acontecimientos que trajeron la Salvación a la Humanidad.

Ritos iniciales y Liturgia de la Palabra
Con el canto del “Gloria”, omitido en los domingos de Cuaresma, se hacen sonar las campanas y el órgano como signo de júbilo, que ya no volverán a sonar hasta el “Gloria” de la Vigilia Pascual, pues enmudecen ante la Pasión y Muerte del Hijo de Dios. La primera lectura narra el relato de la comida del cordero en la noche de la Pascua judía y San Pablo en la segunda lectura relata la institución de la Eucaristía. Ambos textos nos hacen comprender que Cristo es el verdadero Cordero pascual, cuya sangre salva a la humanidad del mal y de la muerte. El evangelio, al narrarnos el lavatorio de los pies, nos muestra el motivo de su Pascua, de su “paso” entre nosotros: su amor infinito por los hombres.

Lavatorio de los pies
El evangelio nos introduce en uno de los grandes misterios que hoy se celebran: el Mandamiento Nuevo del Amor. Acabada la homilía, el sacerdote renueva el signo que el Señor realizó con sus apóstoles: se quita la casulla, se ciñe una toalla a la cintura y lava, seca y besa los pies a doce varones. No es éste un gesto teatral, sino manifestación asequible de que Cristo, el Hijo de Dios vivo, se ha hecho servidor nuestro y nos interpela a hacer nosotros lo mismo: “Os he dado ejemplo,...” (Juan 13, 15). Este es el verdadero distintivo del discípulo de Jesús.

Liturgia Eucarística
Y ese primer gran misterio que se celebra en esta tarde es preparación del gran misterio de la Eucaristía: Jesucristo, que se entrega por amor hasta el extremo, instituye el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre. Jesús ha deseado ardientemente comer esta Pascua con los Apóstoles (cfr. Lucas 22, 15), porque quiere “pasar”, dejando huella, de un modo pleno y definitivo sobre sus vidas y las vidas de todos los hombres. Él quiere establecer una Alianza nueva y eterna con nosotros, y el memorial permanente de esa Alianza, que la Iglesia actualizará y celebrará hasta que Él vuelva, es lo que hoy instituye. Por eso, unido de forma íntima a la institución de la Eucaristía, está el misterio de la institución del sacramento del Orden. El Señor pide explícitamente a los apóstoles: “haced esto en conmemoración mía” (Lucas 22, 19) y los asocia al misterio de su sacerdocio de un modo especial. Desde ese momento, los Apóstoles y sus sucesores, los Obispos, con sus colaboradores, los presbíteros, renovarán incesantemente este mandato del Señor, sabiendo que es signo eficaz de su presencia en medio del mundo y de la historia. Eucaristía y sacerdocio quedan inseparablemente ligados, y ambos bajo el mismo hilo conductor: el amor eterno de Dios por su pueblo.

Traslado del Santísimo Sacramento
Acabada la oración después de la comunión, el celebrante traslada solemnemente el Cuerpo del Señor al Monumento, mientras el pueblo canta de rodillas himnos a Jesús Eucaristía. Reservado el Santísimo, se procede al despojamiento del altar. Se retiran los manteles y ornamentos y se cubren las cruces. Todo adquiere un rico simbolismo: el traslado al Monumento es acompañamiento de Jesús al huerto de los olivos, donde se nos invita como a los Apóstoles a velar y orar como en Getsemaní (cfr. Mateo 26, 41) durante la noche. El desnudamiento del altar remite al de Jesús: arrestado, flagelado, crucificado y muy pronto, depositado en la piedra de un sepulcro. Asimismo, es tradicional que durante toda la noche permanezcan las iglesias abiertas para orar junto al Monumento. Es una vigilia de vela y oración, que comienza con la solemne Hora Santa, recordando los últimos momentos del Señor con sus discípulos antes de ser prendido.




LITURGIA DE LA PALABRA

Cuando el Evangelio de San Juan relata que Jesús decide lavarle los pies a sus discípulos, nos ofrece un testimonio de la vocación al servicio del mundo y de la Iglesia que tenemos nosotros los fieles. Entre los detalles que hacen diferente a la Misa de la Celebración de la Cena del Señor a otras Misas durante el año es que en esta se incluye una parte donde se lavan los pies a los apóstoles representado por doce varones de la comunidad. En esta parte de la Misa se resalta la importancia tan grande que tiene el servicio al prójimo. Antes de comenzar la Cena Cristo "... sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una jofaina y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido." (Jn 13, 3-5).

Al igual que los apóstoles, en especial San Pedro, nos quedamos asombrados, al ver cómo Cristo que tiene todo el poder y que es Dios se pone al servicio del hombre. Un Dios que lava los pies a su criatura. La realidad es que Dios mismo quiere recordarnos que la grandeza de todo cuanto existe no reside en el poder ni en el sojuzgar a otro, sino en la capacidad de servir, y que al brindar dicho servicio se da gloria a Dios. Cristo mismo ya se lo había dicho a los discípulos: "... el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del Hombre ha venido a ser servido si no a servir y a dar su vida como rescate por muchos." (Mc 10, 43-45).

Con esto queda muy clara la misión de la Iglesia en el mundo: servir. "Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros" (Jn 13, 15). La Iglesia siguiendo el ejemplo de Cristo está al servicio de la humanidad. Por tanto todos aquellos que formamos la Iglesia estamos llamados a servir a los que nos rodean.

El amor que Dios nos manifiesta debe convertirse en servicio que dé testimonio de su presencia entre nosotros. El cristiano siguiendo él "amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 15, 12) debe ser como esa levadura que transforma al mundo para que este se renueve y se transforme.

El egoísmo del hombre se vence con la entrega generosa a los demás. En el servicio reside la verdadera realización personal y la felicidad. Sólo el que se da triunfa. Si vivimos con profundidad la ceremonia nos daremos cuenta de que Cristo se pone al servicio del Padre para salvar al hombre ofreciendo su propia vida como rescate. Bien podríamos decir que esta es su misión. Con las palabras "para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros" Cristo confiere en especial a ese grupo de discípulos conocidos como apóstoles su propia misión, especialmente el consagrar el pan y el vino convirtiéndolos en su Cuerpo y Sangre para la remisión de los pecados al decir "haced esto en memoria mía". Es en este momento en el que Cristo designa a este grupo como sacerdotes, es decir, instituye el sacerdocio. Cada uno de estos hombres a partir de este momento es copartícipe de la misión de Cristo: salvar al hombre por medio de la entrega total al servicio de Dios.

Este es otro de los grandes dones que en el primer Jueves Santo Dios hace a la humanidad. Desde entonces Cristo sigue escogiendo y preparando a una serie de hombres para que siguiendo su ejemplo se pongan al servicio de Dios para salvar a la humanidad, administrando los sacramentos (especialmente la Eucaristía), predicando la Palabra y guiando al pueblo de Dios por el camino de la salvación. El mundo vive sumido en las tinieblas del egoísmo de una cultura de la muerte. El Jueves Santo es un día en el que Dios nos invita, por medio del servicio, a ser esas lámparas que lleven la luz de Cristo al mundo. También este día debemos reconocer el amor de todos esos hombres que deciden dejarlo todo por seguir a Cristo en la entrega total al servicio de los demás: religiosas, religiosos, misioneros, hombres y mujeres consagrados a Dios. Pero especialmente celebrar y pedir a Dios por aquellos que con su vida comparten la misión de Cristo y nos administran los sacramentos: los sacerdotes. Pedir por su santidad y fidelidad al servicio de Cristo. No olvidemos pedir por mas vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio, pedir por mas hombres y mujeres que tengan por vocación la entrega total al servicio de Jesucristo y de su Iglesia.




CONSEJO

Ejercitemos la corresponsabilidad de los dones de servir, sirvamos con amor a algún amigo, hermano, familia, a un pobre, dando algo de nosotros, en fe y oración.




VIDA PARROQUIAL

Ofrenda Semana Santa
Solicitamos su cooperación para los gastos extraordinarios de la Semana Santa. Para aportar tienen disponibles los sobres especiales, así como las demás opciones para hacer su ofrenda a la parroquia. Sólo indiquen que es para la Semana Santa.

Celebraciones Semana Santa
Mañana, Viernes Santo, estárá abierto el Monumento desde las 8 am hasta las 2:30 pm. Se ofrecerá el sacramento de la Confesión desde las 8:30 am hasta las 12:30 pm. La Celebración de la Pasión del Señor será a las 3 pm, seguida del Vía Crucis en el templo. La Vigilia Pascual el sábado será a las 7 pm y la Misa del Domingo de Pascua a las 10:30 am.

Misa dominical
Celebramos la Misa dominical los sábados a las 6 pm y los domingos a las 10:30 am. Los domingos se transmite en vivo por nuestro canal de YouTube y por Facebook.

Misa ferial y Adoración
Los martes a las 5 pm y los jueves desde las 4 pm celebramos la adoración eucarística concluyendo con la Misa de 6 pm. Los viernes celebramos la Misa a las 6 pm. Los primeros viernes de mes tenemos adoración eucarística desde las 5 pm hasta antes de la Misa. La Capilla del Santísimo se abre media hora antes de que comiencen las Misas.

Internet
En YouTube y Facebook se estrena la Hora Santa de Adoración los jueves a las 10 am y se transmite en vivo la Santa Misa los domingos a las 10:30 am. También en YouTube desde los lunes se publica el comentario de P. Ángel a las lecturas del domingo. En nuestro sitio web tendremos la información más reciente sobre la vida parroquial.

Lectio divina
Los sábados a las 4:00 pm en la Capilla se ofrece la Lectio divina con las lecturas de la Misa del fin de semana.

Enfermos y confinados a su hogar
En las mesas junto a las puertas está el Formulario para referir personas de nuestra comunidad que conviene que sean visitados por el ministerio de Pastoral de la Salud.

Oficina
La oficina parroquial (787-946-1999) está abierta martes y jueves de 3:00 a 5:00 pm.

Para hacer su donativo
[1] deposite su sobre en la urna a la entrada del templo o en la canasta al momento de la colecta
[2] envíelo por correo a: Urb. El Paraíso, 140 Calle Ganges, San Juan, Puerto Rico 00926
[3] use tarjeta de crédito o PayPal; en el sitio web de la parroquia escoja Donar en el menú superior izquierdo, seleccione el concepto, por ejemplo “Colectas Misas-Fondo general”, y ponga su número de sobre en el campo de comentario
[4] use ATH Móvil; seleccione “Donar”, busque “pacrired” y ponga en el campo de “Mensaje” su número de sobre y el concepto del donativo (Colecta, Ofrenda por Misa, etc.)

Donativos para Teleoro, Unidos contra el hambre, Cáritas de PR y Cáritas parroquial
Deposítalos en las urnas a la entrada del templo. Dona también a estas y otras instituciones y programas mediante la página Donar en nuestro sitio web usando tarjeta de crédito o PayPal.




INFORME ECONÓMICO
Mes finalizado el 31 de enero de 2024

 Colectas generales $5,197.69 
 Ofrendas funciones parroquiales - Misas 255.00 
 Ofrendas especiales 216.00 
 Venta de El Visitante (neto) 75.00 
 Donativos Fondo Construcción y mejoras  1,784.00 
 Colecta imperada Campaña Emigración católica 448.00 
 Colecta especial Unidos contra el hambre 301.00 
 Urna Unidos contra el hambre 115.00 
   
 ACUMULADO ANUAL  
 Ingresos  7,527.69 
 Gastos   (5,757.56)
 Proyectos (Mejoras y reparaciones significativas) (0.00)
 Neto
 1,770.13 
 FONDO CÁRITAS PARROQUIAL - ACUMULADO ANUAL  
 Ingresos  0.00 
 Desembolsos   (0.00)
 Neto
 0.00 




SANTA MISA



Gloria

Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.

Amén.



Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (12, 1-8. 11-14)

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:

«Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de los hijos de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.

Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.

Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.

Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.

Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.

La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.

Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis».

Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)



Salmo
(115, 12-13. 15-16. 17-18 (R.: cf. 1 Cor 10, 16))

El cáliz de la bendición es comunión
de la sangre de Cristo.


¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas. R.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.



Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11, 23-26)

Hermanos:

Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:

«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía».

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:

«Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía».

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Palabra de Dios. (R. Te alabamos, Señor.)



Versículo

Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—:
que os améis unos a otros, como yo os he amado.



Evangelio

Lectura del santo Evangelio según san Juan (13, 1-15)
(R. Gloria a ti, Señor.)

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Estaban cenando; ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Llegó a Simón Pedro, y este le dice:

«Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?».

Jesús le replicó:

«Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde».

Pedro le dice:

«No me lavarás los pies jamás».

Jesús le contestó:

«Si no te lavo, no tienes parte conmigo».

Simón Pedro le dice:

«Señor, no solo los pies, sino también las manos y la cabeza».

Jesús le dice:

«Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos».

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

Palabra del Señor. (R. Gloria a ti, Señor Jesús.)



Santo

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosana en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosana en el cielo.



Cordero

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.



Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Pero como ahora no puedo recibirte sacramentado, ven espiritualmente a mi corazón.
(Pausa de adoración)
Como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de Ti. Amén.




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