"Vivimos para esa noche" decía nuestro Beato Carlos Manuel Rodríguez. Esta es la noche en la que la Iglesia jubilosa celebra litúrgicamente la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
La celebración consta de un lucernario o liturgia de la luz en la que se canta o recita el Pregón Pascual, seguida de la liturgia de la Palabra con lecturas del Antiguo y Nuevo Testamentos y finalizando con el canto del Aleluya pascual y la proclamación del Evangelio. Después viene la liturgia bautismal en la que reciben el bautismo los catecúmenos o, si no hay bautismos esta noche, todos renovamos las renuncias y promesas de nuestro Bautismo y recibimos la aspersión con el agua bendecida. La celebración concluye con la liturgia eucarística en la que se renueva el Misterio Pascual y recibimos al mismo Jesucristo en la Comunión, garantía de nuestra resurrección.
Al terminar la celebración en el templo, es tradicional el compartir fraterno que prolonga la alegría de la Pascua y que se lleva a cabo en el salón parroquial.