Queridos hermanos y hermanas:
Profeta en no es quien predice el futuro sino quien valora las cosas según Dios y habla en su nombre. El verdadero profeta ha sido elegido por Dios para esto. Es el caso de todo bautizado –tuyo y mío– que participa de la misión profética de Cristo. Son muchos los obstáculos en esta misión, desde la incredulidad de los destinatarios (como nos muestra el evangelio de hoy) hasta el ataque por parte de los falsos profetas (aquellos que todo el mundo quiere oír porque dicen lo que agrada, no lo que Dios quiere que se diga). Hoy se nos invita a reflexionar sobre cómo estamos siendo profetas en nuestra familia, trabajo, parroquia, comunidad. ¿Con qué obstáculos me encuentro? ¿Qué hago –o debería hacer– para superarlos?
Consejo de la semana: En la liturgia bien celebrada participa todo nuestro ser: mente sentimientos, vista, tacto, voz… nada escapa de la influencia divina cuando dejamos que el Espíritu Santo ore en nosotros y con nosotros. Llega unos minutos antes de la hora señalada para la Santa Misa y recógete en oración ante el Santísimo. Verás.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel