Queridos hermanos y hermanas:
El domingo pasado Jesús nos urgía a eliminar el pecado de nuestras vidas atendiendo a sus consecuencias. Como dirá claramente san Pablo: «el salario del pecado es la muerte» (Romanos 6, 23). Hoy nos invita a la conversión desde otro ángulo: considerando la misericordia infinita de Dios Padre. La parábola del padre misericordioso nos muestra gráficamente las características y la grandeza de la misericordia divina presentando cómo este padre trata a sus dos hijos, ninguno de los cuales vive realmente como hijo, y que se sitúan en ambos extremos: la desobediencia y el cumplimiento por compromiso. Quizás nosotros nos veamos reflejados en un punto intermedio, con rasgos del comportamiento tanto de uno como del otro. Pero la gran lección es la que nos da el padre de la parábola, que representa a Dios, y cuyo comportamiento –con desobedientes y cumplidores– Jesús te invita a hacer tuyo.
Consejo de la semana: El tiempo es un don de Dios que no se puede recuperar una vez transcurre. Hoy examina cómo acoges y agradeces ese don. Mira la proporción que dedicas a tus cosas y gustos y la proporción que empleas como lo haría Cristo: cultivando tu relación con Dios y sirviendo a los demás. Pide ayuda al Señor para hacer ajustes.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel