Queridos hermanos:
El relato de la transfiguración expresa lo que es una experiencia de Dios con un lenguaje simbólico que los judíos, destinatarios inmediatos del evangelio, podían entender: la montaña alta es el lugar del encuentro con Dios, la nube luminosa es la presencia de Dios Espíritu Santo, la voz que habla de la nube es la del Padre, los vestidos blancos como la luz significan la vida divina. El transfigurarse Cristo significa que Él es Dios. Moisés y Elías conversando con Él representan la Ley y los Profetas que anuncian que Cristo es Dios-con-nosotros y ofrecen en sus escritos los detalles para reconocerlo. Y en medio de esta experiencia sobrenatural, Dios Padre nos pide “escuchar” a su Hijo amado, su predilecto. Escuchar al Hijo es escucharlo a Él. Obedecer al Hijo es obedecer al Padre. Es la condición necesaria para entrar en la “familia divina”: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y para vivir en ella como verdaderos hijos de Dios, permanentemente instalados en la «montaña alta» y envueltos en la «nube luminosa».
Consejo de la semana: Agradece al Señor haber recibido su perdón sacramental una y otra vez en el sacramento de la Reconciliación; agradece los medios y dones sobrenaturales (Bautismo, Eucaristía, el Espíritu Santo, las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, etc.). Piensa cómo aprovechas estos dones en tu vida. ¿Estará Dios contento de habértelos regalado por la manera en que los acoges, aprovechas y compartes?
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel