Queridos hermanos:
El domingo pasado vimos que para conocer a Dios es necesario dejar que nos abra los ojos de la fe para captar su obra en nosotros y nuestro entorno. Esta experiencia de Dios fortalece nuestra fe, nos lleva a confiar en Él sobre todo ante lo que no entendemos o queremos. Limitados como somos, se nos hace difícil abrirnos a la manera de actuar de Dios, que siempre nos supera. Devolviendo a Lázaro a la vida, Jesús supera las expectativas de Marta, quien está segura de que ya no verá a su hermano hasta la resurrección final: «sé que resucitará en la resurrección del último día». El signo de Jesús es la confirmación en acto de sus palabras: «Yo soy la resurrección y la vida». Sólo el que es la Vida puede dar vida, tanto la vida natural como la vida divina. Pero, como le aclara Jesús a Marta, sólo el que cree ve la gloria de Dios.
Consejo de la semana: Examina cómo vives tu fe. ¿Confías en la palabra de Jesús o solamente crees en los milagros y en las experiencias sensibles? Repite esta jaculatoria a lo largo del día: “Señor y Dios mío: creo, pero aumenta mi fe”.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel