Queridos hermanos:
En el evangelio de hoy Jesús le dice a Simón: ‘Tú eres Pedro’, es decir, la piedra, y sobre ella edificaré mi Iglesia. La Iglesia es la comunidad de los que expresan la misma confesión de fe de Pedro. Además le confiere a Pedro el poder de ‘atar y desatar’, una expresión que significa que su enseñanza tiene valor vinculante: tiene poder para decidir –siempre a partir de la doctrina de Jesús– qué se permite y qué no en la Iglesia. El Pedro de nuestros días es el Papa Francisco.
Consejo de la semana: Te invito a dialogar con Dios en la oración tu participación concreta en la comunidad de fe para ver si es conforme a Su voluntad. Para discernir a qué nos llama el Señor es necesario repasar los talentos que nos ha dado (habilidades, conocimientos, relaciones, recursos, etc.) y ver también las necesidades concretas que hay en nuestra comunidad parroquial (por ejemplo, alto número de envejecientes, niños sin formación religiosa, hogares que no han sido visitados por la parroquia para vincularlos a nuestra comunidad de fe, desempleados, enfermos). Jesús nos aclaró que al final de nuestra vida seremos juzgados en el amor, es decir, en el servicio generoso y desinteresado a los demás. Este amor no se puede confundir con acciones serviciales, sino que consiste en un estilo de vida que se adquiere poco a poco con la ayuda de Dios, que con paciencia infinita espera que demos los pasos necesarios. ¿Te animas?
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel