Queridos hermanos:
El servicio no es amor al prójimo y no crea fraternidad cuando uno se busca a sí mismo con lo que hace; ya sea que pretenda obtener prestigio, reconocimiento, bienes, influencias, posiciones; ya sea que quiera manifestarse superior a los demás para alimentar su ego. Para que nuestro servicio sea amor verdadero tenemos que hacer presente a Dios –el único Padre, Maestro, Consejero, etc.– con nuestro actuar generoso y desinteresado, ajustado a su voluntad, y no suplantarlo. Se trata de vivir la humildad, que Jesús nos invita a vivir hoy en la frase final del evangelio: reconocer que todo lo que somos y tenemos es don de Dios y usar esos dones para servir desinteresadamente y no como trampolín para alcanzar lo que el mundo apetece. Es una tentación sutil que pasa desapercibida para muchos porque es lo normal en muchos ambientes. Pero nosotros no queremos ensalzarnos para luego ser humillados, sino vivir la humildad para dejar que Dios nos de la verdadera y eterna riqueza y gloria, la que proviene de la comunión con El.
Consejo de la semana: Revisa la ropa que tienes guardada y que hace mucho tiempo que no usas. Sepárala y dónala a una institución caritativa como puede ser tu Cáritas parroquial o Cáritas de Puerto Rico. Une a esa ofrenda un donativo de una suma de dinero que signifique para ti un sacrificio desprenderte de ella.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel