Queridos hermanos:
La celebración de la realeza de Jesucristo siempre culmina el año litúrgico que concluye esta semana. El evangelio confronta la realeza de Cristo con la realeza del mundo. Su Reino no es de este mundo ni como los de este mundo que buscan dominar a sus súbditos y que éstos sirvan al rey. El Reino de Dios es justamente lo opuesto: salvar a sus criaturas poniéndose a su servicio, amándolas, buscando su bien. Y para ser testigo de esta verdad (“Dios es amor”) Jesús asume el servicio sin límite ni condiciones; por eso hoy celebramos que Cristo reina desde la Cruz. ¿Qué implica para mí aceptar el testimonio de Jesús, escuchar su voz? ¿Estoy dispuesto a reinar con Jesús y como Jesús?
Consejo de la semana: Revisemos cómo nos estamos dejando amar por Dios. ¿Cómo dejo que Jesús sea Rey para mí (cómo dejo que me sirva)? ¿Qué obstáculos le pongo a su amor? ¿La cantidad y calidad de mi oración diaria me están permitiendo tener una experiencia de su amor? ¿El tiempo, energías y dinero que dedico a servir a los demás me están permitiendo tener una experiencia cotidiana de su amor?
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios les bendiga abundantemente.
P. Ángel