Queridos hermanos y hermanas:
«Si quieres, puedes limpiarme», le dice el leproso a Jesús. Él “quiere” y “puede”. En la época de Jesús nadie más podía, aunque hubiera querido. La lepra es signo del mal y del pecado en la vida del ser humano. Sólo Jesús puede liberarnos. Y además, quiere. ¿Es mi fe como para atreverme a decir las palabras del leproso? ¿Creo que Jesús quiere y puede limpiarme, sanarme de mi pecado, liberarme del mal que me aqueja en mi vida y en mis relaciones? ¿Cómo estoy haciendo para acercarme a Jesús y pedir su ayuda? ¿Cómo cultivo mi cercanía con Jesús diariamente?
Consejo de la semana: Haz el propósito de visitar a Jesús eucaristía semanalmente al menos por quince minutos. Haz el propósito de orar cada día meditando los Evangelios al menos 30 minutos a solas con Dios.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel