Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy el domingo del Buen Pastor. Cada año, en el cuarto domingo de Pascua, leemos una parte del capítulo 10 de Juan, cuyo tema es: “Jesús, Buen Pastor”. El pasaje propio de este año (Juan 10,27-30), se centra en la responsabilidad del Pastor. El Buen Pastor le da la vida del Padre (con quien es un solo Dios) a todos los que escuchan su voz, a los que acogen su Palabra y creen en Él, a los que se fían de Él y le obedecen porque se reconocen como don del Padre a Jesús. Así es como los discípulos (“ovejas”) entramos en comunión con Dios, de quien proviene la vida. El Buen Pastor se hace responsable de que nada ni nadie pueda separar sus ovejas del Padre, quitándoles esta vida, ni siquiera la muerte: “nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre” (Jn 10,29). Las ovejas de Jesús, pues, son aquellas que se dejan dar la vida divina mediante la escucha y obediencia a la Palabra, porque creen en (se fían de) el Buen Pastor. ¿Somos tu y yo de las ovejas del Buen Pastor? ¿En qué lo sabemos?
Consejo de la semana: Hoy la Iglesia nos invita a pedir y agradecer a Dios las vocaciones, especialmente al ministerio sacerdotal, llamado a hacer presente en el mundo y la Iglesia la responsabilidad y el amor de Jesús Buen Pastor. Si no lo haces ya, asegúrate que cada día entre tus intenciones esté el pedir por el aumento, perseverancia y santidad de los llamados. Te exhorto además a asumir como responsabilidad personal el pedir diariamente por los sacerdotes y las vocaciones al sacerdocio que han servido o servirán a nuestra comunidad de Cristo Redentor.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel