Queridos hermanos y hermanas:
Jesús nos educa hoy en la práctica de la oración. Una educación que no consiste en prácticas o técnicas para orar, sino en una triple certeza sin la cual no es posible la oración. La primera de ellas es la certeza de que Dios es nuestro Padre. La segunda, que como buen Padre, Dios nos escucha siempre. Y la tercera, que Dios es generoso con sus hijos y siempre les da lo mejor. La oración del Padrenuestro, que hoy leemos en la versión de Lucas, está impregnada de estas certezas que Jesús mismo vive plenamente en la relación con su Padre. La parábola del amigo que viene a pedir a medianoche nos enseña que nuestra oración debe ser, además, perseverante, sin desfallecer. Finalmente, Jesús usa tres verbos para describir lo que debe ser la oración: pedir (como indigentes necesitados que saben que siempre recibirán), buscar (el rostro de Dios), tocar (la puerta para que se abra y así entrar en la comunión con Dios). ¿Cómo es mi relación con el Padre al cual Jesús me enseña a dirigirme? A la luz de la enseñanza de Jesús, ¿qué debo revisar?
Consejo de la semana: En un momento de oración lee despacio el Padrenuestro y detente en aquella frase que más te llega buscando la forma concreta de vivirla. ¿Será que debes perdonar a alguien?, ¿Será que debes estar más atento al diálogo con Dios? ¿Será que debes acoger con más fe y alegría la voluntad de Dios? Toma las decisiones necesarias para llevar a la práctica lo que has visto en la oración.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel