Queridos hermanos y hermanas:
Hoy le preguntan a Jesús si son pocos los que se salvan. Pero Jesús no responde en el plano que está hecha la pregunta (si serán muchos o pocos) sino que se pronuncia desde un nivel de comprensión más profundo. Está claro que cada uno tiene que preguntarse por su salvación: sobre cómo está dejando que Dios lo salve o cómo está rechazando con su vida la salvación que Dios le ofrece. No basta “comer y beber” con Jesús, ni siquiera escuchar sus enseñanzas: “hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas” (13,26a). Es necesario poner por obra la Palabra, dejando que se haga vida en cada uno de nosotros. Jesús se concentra en lo que es necesario hacer para salvarse, dejando claro que todo el que quiera podrá salvarse. La imagen de la “puerta estrecha” que puede convertirse en una “puerta cerrada” deja claro que la muerte marca un límite infranqueable cuando se trata de acoger la salvación. Dios quiere que todos se salven, pero –como dicen muchos anuncios comerciales– la oferta es por tiempo limitado. ¿Cómo vamos en el proceso de identificar nuestra vida con la de Jesús, ajustándola a la voluntad del Padre?
Consejo de la semana: En el mes de enero de este año propuse que durante este Año jubilar de la misericordia que concluye en noviembre escogiéramos una de las 14 obras de misericordia (7 corporales y 7 espirituales) para realizar cada semana. ¿Cómo vas en esa tarea? También te invito a visitar las iglesias y santuarios –tanto en San Juan como, si te es posible, en alguna de las demás diócesis– donde se ha establecido una Puerta Santa. La información está en nuestra página web bajo la pestaña “Conecte”. Prepara bien esa visita y cruza la Puerta Santa, que simboliza a Cristo, con el propósito de que marque un antes y un después en tu vida de identificación con Cristo.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel