Queridos hermanos y hermanas:
“Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe»” (Lc 17,5), nos dice el evangelio de hoy. Jesús les dice que no es necesaria una fe extraordinaria, basta una pizca de fe. Y para indicar cómo es esta fe narra una parábola. En ella vemos que la fe del servidor de Jesús le permite centrarse en su Señor y darse sin reservas y con gratuidad en el servicio, buscando siempre el cumplimiento del proyecto de Dios. Su fidelidad en el servicio no le da derecho a reclamarle recompensas a Dios. No hay méritos; todo es gratuidad de parte de Dios y debe ser así también de parte del discípulo, quien debe sentirse feliz por el hecho de servir a los demás, de haber cumplido cabalmente la voluntad de Dios. Es así como crece la fe, mediante el abandono total y la confianza absoluta en Dios en quien somos y lo tenemos todo. ¿Quiero que Jesús aumente mi fe? ¿Con qué motivación me pide que desempeñe las tareas que me competen? ¿Le hago reclamos a Dios por lo que creo merecerme?
Consejo de la semana: Te invito a conocer y vivir más plenamente la Santa Misa para que de tu participación obtengas el máximo fruto. Antes de recibir la comunión, sea en la boca o en la mano, haz un gesto de adoración al cuerpo de Cristo que vas a recibir. Esto puedes hacerlo de dos formas: con una genuflexión o con una reverencia profunda. Es un acto de fe en la presencia real sustancial de Cristo en las especies consagradas. Ayúdate de estos gestos y verás la diferencia.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel