Queridos hermanos y hermanas:
Hoy Jesús nos dice que no es posible seguirle a medias, desde la mediocridad del compromiso con los estilos y valores del mundo para “no complicarnos la vida” o pasar por “gente normal”. Su seguimiento es total o no es seguimiento. «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí». Incluso los vínculos paterno-filiales adquieren su justo valor y constituyen un bien para la persona cuando están supeditados, configurados de manera nueva por la adhesión a Jesucristo. Ni la vida (como veíamos la semana pasada) ni los padres o hijos son un valor supremo; sólo Dios. ¿Cuál es el valor supremo en mi vida? ¿Cómo es mi seguimiento?
Consejo de la semana: Lee y estudia los números 2373 al 2379 del Catecismo de la Iglesia Católica para que puedas explicar bien a otros la moralidad de algunas técnicas para combatir la infertilidad y esterilidad en el matrimonio.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel