Queridos hermanos y hermanas:
En el Evangelio de hoy Jesús dice: «Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre» (Mc 3,28-29). Explica San Juan Pablo II en su encíclica sobre el Espíritu Santo Dominum et Vivificantem nn. 46-47: La «blasfemia» no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste, por el contrario, en el rechazo de aceptar la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo, que actúa en virtud del sacrificio de la Cruz. [..] La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre, que reivindica un pretendido «derecho de perseverar en el mal» —en cualquier pecado— y rechaza así la Redención. El hombre encerrado en el pecado, haciendo imposible por su parte la conversión y, por consiguiente, también la remisión de sus pecados, que considera no esencial o sin importancia para su vida. Esta es una condición de ruina espiritual. [..] En nuestro tiempo a esta actitud de mente y corazón corresponde quizás la pérdida del sentido del pecado. [..] Anteriormente el Papa Pío XII había afirmado que «el pecado de nuestro siglo es la pérdida del sentido del pecado» y esta pérdida está acompañada por la «pérdida del sentido de Dios».
Consejo de la semana: Lee en el Catecismo de la Iglesia Católica los números 1846 al 1876. En tu oración esta semana pide al Espíritu la humildad para reconocer tus pecados y abrirte a la misericordia perdonadora y sanadora de Dios, especialmente acudiendo mensualmente al sacramento de la Confesión.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel