Queridos hermanos y hermanas:
«Si alguno dice, Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano al cual ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: Que el que ama a Dios, ame también a su hermano» (1 Juan 4,20-21). El amor a Dios se corrobora en el amor al hermano. Y el amor al hermano se fundamenta y es consecuencia del amor a Dios. Por eso amar a Dios es el primer mandamiento y amar al prójimo el segundo. Sin embargo, como indica Jesús en su respuesta al escriba, son inseparables: constituyen un solo mandamiento. El escriba puntualiza que vivir este mandamiento es más importante que cualquier holocausto y sacrificio, es decir, que aquello que el judío consideraba como lo más importante. ¿Qué “holocaustos y sacrificios” resultan hoy más importantes para mí que el amar a Dios y al prójimo?
Consejo de la semana: Examínate sobre el momento en que llegas habitualmente a la Santa Misa dominical: (a) 10 a 15 minutos antes del comienzo, (b) justo cuando comienza, (c) dentro de los 10 a 15 primeros minutos de celebración, (d) más de 15 minutos después de que comienza. ¿Qué dice esto sobre la importancia que tiene para ti la Misa? ¿Qué te diría Jesús?
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel