Queridos hermanos y hermanas:
Todavía es frecuente que asociemos las desgracias y males, personales o colectivos, con un castigo de Dios y que asociemos las cosas positivas y buenas con una bendición o premio de Dios. Es con esa mentalidad que le cuentan a Jesús dos hechos terribles. Y Él aclara que no se pueden ver los acontecimientos como premios o castigos de Dios. Todos somos pecadores, en mayor o menor medida. Y Dios es siempre bueno y misericordioso con todos. De hecho, como dice san Pablo, «donde abundó el pecado sobreabundó la gracia» (Romanos 5, 20). Por eso, tanto los sucesos positivos como los negativos (sobre todo estos últimos) son una invitación a examinarnos para ver como estamos progresando en santidad, que es lo mismo que decir cómo estamos dejando a Dios quitar el pecado de nuestra vida, quitar todo lo que no es conforme a Su voluntad. La Cuaresma es una invitación a considerar que el tiempo para crecer en santidad colaborando con la acción de Dios en cada uno es un tiempo limitado: «déjala todavía este año… si no, la cortas» (Lucas 13, 9).
Consejo de la semana: Esta semana ábrete al “abono” del perdón incondicional de Dios. Examínate cada noche antes de ir a dormir y pide perdón por las faltas y pecados del día.
Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.
P. Ángel