Parroquia Cristo Redentor

Blog del párroco

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  • 2020-01-02 3:21 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Dios hecho hombre –la Palabra que existía desde el principio y por medio de quien se hizo todo– es la vida y la luz verdadera del hombre. A cuantos acogen a la Palabra, les da poder para ser hijos de Dios si creen en Él. En este primer domingo del año 2020 te invito a ponderar la grandeza de un Dios que nos ama tanto que no le basta regalarnos todo lo que ha creado, sino que se nos quiere regalar Él mismo. Quiere donarnos vida –su Vida– para que sea luz verdadera en cada uno de nosotros. La metáfora de la luz es muy expresiva: cuando estamos en tinieblas no vemos, y por tanto no podemos actuar bien, no podemos hacer nada sin tropezar o equivocarnos, confundimos una cosa con otra, no podemos captar la verdad de las cosas, ni siquiera de nosotros mismos porque no vemos claramente. Quiero que medites también la grandeza de un Dios que aun sabiendo que sin su Vida estamos en tinieblas, no nos la impone sino que la ofrece como don. Por eso cabe la posibilidad de que el mundo –tú y yo– rechacemos la luz y sigamos en la tiniebla. Acoger el don de la Vida implica una tarea: requiere que creamos en la Palabra, es decir, que nos fiemos de Él y pongamos su voluntad primero que nada en nuestra vida.

    Consejo de la semana: “Dar gracias” en el evangelio (en griego) se dice “Eucaristía”. Hoy domingo todos los católicos celebramos la Eucaristía, la Santa Misa. Para que la Misa sea una acción de gracias es necesario estar agradecido, y para estar agradecido es necesario reconocer aquello por lo que estamos agradecidos: reconocer que todo lo que somos y tenemos es don de Dios. La Misa es el momento de dar gracias como Cristo las dio: poniendo –con Él y en Él– todo lo recibido del Padre en sus manos. Practícalo este domingo.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-12-31 8:37 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Al comenzar un nuevo año civil damos gracias a Dios por bendecirnos continuamente: por su fidelidad a pesar de nuestras infidelidades, por su bondad a pesar de nuestra maldad, por su generosidad a pesar de nuestro egoísmo, por su amor a pesar de nuestro desamor. Queremos vivir cada día del nuevo año firmemente apoyados en Dios, la Roca firme, el único que da estabilidad a nuestros vaivenes y fortalece nuestras debilidades permitiéndonos enfrentar el futuro con confianza. Reafirmamos nuestra fe en Aquel que es Señor del tiempo y de la historia: origen, centro y meta de nuestra historia personal y comunitaria; Aquel que con Amor nos conduce al Amor. Al cruzar el umbral de este Año Nuevo, celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, a quien invocamos justamente como Puerta del Cielo, para que bajo su amparo estos próximos meses –vividos a ejemplo de María en comunión con Dios– sean para nosotros verdadero camino hacia el Cielo. Hoy también la Iglesia celebra la Jornada Mundial por la Paz. Todos queremos un mundo mejor. Todos queremos que Dios nos bendiga y bendiga a los demás. Pero esto solo es posible cuando trabajamos por la paz, no la paz que da el mundo –la que se basa en un equilibrio de egoísmos–, sino la que nos trajo Jesucristo y que se basa en la victoria del amor sobre todo pecado: cuando nuestra vida, como la de Santa María, está alineada con la voluntad de Dios.

    Consejo de la semana: Revisa como vives el momento del Rito de la paz dentro de la Misa. ¿Eres consciente de que no se trata de un saludo sin más –por más cariñoso y genuino que sea– sino de comunicar a los demás la paz de Cristo que el sacerdote nos ha participado (“La paz del Señor esté con ustedes”)? ¿Te das cuenta de que dar la paz al hermano que está junto a ti en la Misa –y que representa a toda la Iglesia Católica, por lo que no hay necesidad de dar la paz a todos los presentes– significa dejar que Cristo reviva su Misterio Pascual en ti, venciendo todo pecado y transformándote según la voluntad de Dios?

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-12-25 4:01 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    De entre las muchas virtudes que adornan a la Sagrada Familia, el evangelio de hoy destaca la obediencia, específicamente la de José. La obediencia a la voluntad de Dios es indispensable para vivir la comunión con Él, para recibirle como don y que sea “Dios-con-nosotros”. Esta voluntad se nos comunica mediante la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición custodiadas por la Iglesia. También es necesario discernir los acontecimientos de la vida y las palabras que nos dirigen los demás, ya que Dios nos habla por medio de ellas, así como mediante las mociones interiores del Espíritu Santo. Obedecer la voluntad de Dios nos hace reconocer y acoger todo como don suyo, viviendo agradecidos y usando los dones según Su voluntad. Hoy que contemplamos el modelo de familia en la del Hijo de Dios, te invito a reconocerte y acogerte como don de Dios: tus facultades espirituales, inteligencia, voluntad; tus capacidades y talentos; tu cuerpo con sus características incluyendo tu sexo, son un don de Dios para ti. La familia fundada en el matrimonio, unión del hombre y la mujer, abierta a la procreación, es un don de Dios. Querer redefinir la familia, el matrimonio y sus fines es un rechazo a Dios, sus dones y su voluntad.

    Consejo de la semana: Vive hoy la acogida y el servicio, dos de los pilares de la corresponsabilidad. Llega a la Misa dominical temprano y ofrécete a servir dando la bienvenida a los que llegan, entregándoles el boletín y la hoja de cantos o cancionero y ofreciéndoles el periódico El Visitante. Saluda e interésate por los que asisten semanalmente y aún no conoces. Trata a los demás como te gustaría ser tratado cuando llegas a la parroquia. Verás como todo cambia.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-12-24 11:30 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En su Carta Apostólica ‘El hermoso signo del pesebre’ del 1 de diciembre de este año el Papa Francisco nos ha dicho: «El modo de actuar de Dios casi aturde, porque parece imposible que Él renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros. Qué sorpresa ver a Dios que asume nuestros propios comportamientos: duerme, toma la leche de su madre, llora y juega como todos los niños. Como siempre, Dios desconcierta, es impredecible, continuamente va más allá de nuestros esquemas. Así, pues, el pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos si queremos alcanzar el sentido último de la vida (n. 8)». «El belén forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe. Comenzando desde la infancia y luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el amor de Dios por nosotros, a sentir y creer que Dios está con nosotros y que nosotros estamos con Él, todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño Hijo de Dios y de la Virgen María. Y a sentir que en esto está la felicidad (n. 10)».

    Que nuestra comunidad parroquial y cada uno de nuestros hogares sea un Belén al que acudamos gozosos como los pastores en la Nochebuena para encontrar al Niño siempre en brazos de su Madre María. Entonces, aun sin palabras, estaremos anunciando a todos: ¡Feliz Navidad!

    Consejo de la semana: Saca tiempo estos días para visitar con toda tu familia algunos de los nacimientos más hermosos y completos que se montan cada año en San Juan. Aprovecha la oportunidad para meterte en las escenas y orar un rato. Puedes visitar, entre otros: Siervas de María, Calle Fortaleza 1, Viejo San Juan y Hogar Santa Teresa Jornet, Carr. 176 Km 3.8, Cupey.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-12-18 7:46 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La profecía de Isaías que cita Mateo indica que «la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Celebrar la Navidad es acoger a Dios en nosotros, para que también hoy Jesús pueda ser llamado –pueda ser– “Dios-con-nosotros”. El tiempo de Adviento, que ya pronto termina, ha tenido como finalidad trabajar en preparar lugar para Jesús en nuestras personas, para que no sucediera como en Belén, donde tuvo que seguir de largo y nacer en una cueva porque no le dieron cabida en la posada. Acoger a Dios como don es hacernos espacio de su presencia, abriéndonos a su voluntad, acogiendo su Palabra para dejar que nos haga como Él nos ha pensado, de modo que nuestras palabras, criterios, estilos, preferencias, proyectos, etc., sean los de Dios que hemos recibido como don y ahora son nuestros. Ojalá cada uno de nosotros pueda completar con su historia personal la frase con la que comienza el evangelio de hoy: «El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera…».

    Consejo de la semana: Haz el propósito de acudir a la Misa cada domingo al menos 15 minutos antes de que comience para hacer una visita al Santísimo Sacramento frente al sagrario en nuestra Capilla. Comienza hoy mismo.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-12-13 10:28 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Jesús hace un elogio sin comparación de Juan Bautista: lo llama el mayor de los nacidos de mujer, es decir, el mayor de los hombres. Desde el punto de vista humano es así porque no cabe mayor grandeza para un hombre que preparar la llegada y presentar al Hijo de Dios en persona. Sin embargo, Jesús aclara que «el más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que él». Toda grandeza humana resulta insignificante comparada con la grandeza de lo que Dios hace en y por medio de los que acogen su Reino, buscando siempre en y todo, Su voluntad. Está claro que Juan Bautista, además de su grandeza humana, es también grande en el Reino, pues su vida y misión son acogida de Dios y su voluntad sobre él desde el momento en que salta en el seno de su madre Isabel, que recibe el Espíritu Santo al visitarla Santa María. ¿Qué grandeza estoy buscando en mi vida, la que proviene de lo que yo puedo hacer o la que proviene de lo que Dios puede hacer en mí si se lo permito?

    Consejo de la semana: Uno de los pilares de la corresponsabilidad es la formación. El discípulo cristiano sabe que debe dedicar algunas horas semanales al estudio para poder vivir plenamente su fe y dar razón de ella a los demás. ¿Por qué no asistir al Círculo Bíblico semanal que se ofrece en nuestra parroquia? De esto no ser posible, comienza estudiando por tu cuenta el Catecismo de la Iglesia Católica al menos dos horas semanales. Si tienes dudas, habla con un sacerdote.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-12-04 12:10 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    El domingo pasado se nos llamaba la atención recordándonos que es asunto de vida o muerte estar vigilantes ante la venida de Jesucristo. Hoy se nos indica en qué consiste la vigilancia –es una conversión– y se ofrece el criterio –los frutos– para saber si estamos vigilantes o no. Convertirse se entiende como un cambiar de mentalidad según el pensamiento griego y como un cambiar de ruta según el pensamiento del Antiguo Testamento. En cualquier caso se trata de ir acogiendo a Dios en nuestra vida, día a día, dejando que nos regale su forma de ver y entender las cosas, lo que tendrá como consecuencia que cambiemos nuestra forma de actuar. Ya no pensaremos, hablaremos y actuaremos como los que no conocen a Dios –o los que viven como si Dios no existiera– sino como los que viven «por Cristo, con Él y en Él». Estos son los frutos de conversión que Juan Bautista nos pide. ¿Has tomado ya la decisión de estar vigilante? ¿Has visto algún fruto?

    Consejo de la semana: Haz el propósito de participar este Adviento en un retiro, aunque sea de medio día. Nuestra parroquia ofrecerá un retiro de medio día el próximo sábado 14 a la 1:00 pm. Revisa hoy mismo las opciones que se acomoden a tu calendario, escoge el retiro y separa la fecha. No olvides prepararte con mucha oración y silencio, buscando escuchar lo que Dios quiere decirte.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-11-28 6:11 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Jesús nos ha dicho que nadie sabe cuándo regresará al final de los tiempos, sólo su Padre. También nos ha dicho que es absolutamente seguro que vendrá. La conclusión que se desprende de estos dos datos es que vivir despreocupadamente, entretenidos en mil cosas y sin dedicar tiempo de calidad cada día a cultivar nuestra comunión con Dios, es una necedad. Más aún, una tragedia. Jesucristo vendrá para llevar a plenitud su oferta de salvación, para regalarnos su vida divina –la vida eterna– en la comunión plena, irreversible y eterna de nuestro cuerpo y alma con la Santísima Trinidad. Para esto fuimos creados, para recibir y gozar de Dios como don. No prepararnos para recibirlo es señal de que no conocemos a Dios y por eso nos da lo mismo recibirlo o no. No aprovechar nuestra vida para aprender a recibir a Dios como don es ya rechazar ese don, ahora y en la eternidad. Por eso la Iglesia cada año en el Adviento nos invita a la vigilancia. Es una llamada de atención. Para que no perdamos la vida y la Vida.

    Consejo de la semana: Prepara la corona de Adviento en tu casa para que sea el centro de la oración hogareña. En torno a ella reúne a tu familia para orar diariamente a la espera del Señor, para que se prepare a acoger las venidas cotidianas de Cristo a su vida.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-11-20 8:26 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En este último domingo del año litúrgico la Iglesia presenta a nuestra contemplación a Jesucristo, Rey del Universo. Y lo hace para asegurarse de que no nos equivocamos cuando pensamos en Jesús como Rey. Es común pensar que como es Dios, su reinado va a traernos prosperidad, va a eliminar los conflictos, el sufrimiento, los males, la enfermedad, etc. En una palabra: Cristo Rey va a salvarse a sí mismo y va a salvarnos a nosotros de todo lo que nos desagrada y nos hace sufrir: “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros” (Lc 25,39). Pero el evangelio de hoy va precisamente en la línea opuesta, no porque Cristo no pueda vencer el sufrimiento y el mal, sino porque el camino que sigue para lograrlo es precisamente el de asumir en primera persona el sufrimiento y el mal para así quitarles su poder, demostrando que Dios-Amor es más fuerte. El Justo, el Inocente, con el poder de Dios se enfrenta al mal y sus consecuencias. Parece impotente y derrotado porque no usa su poder a la manera humana para vencerlos. Pero si contemplamos detenidamente la escena –así comienza el texto (aunque en la traducción que se lee en la Misa ha sido eliminado): “estaba el pueblo mirando” (Lc 23,35)– desde el punto de vista de Dios –que es el que importa– notamos que desde su impotencia y humillación vence radicalmente el poder del mal. Ahí está expresado su reinado sobre el mal, su conquista de todo lo que se opone a la felicidad plena y a la vida en comunión del hombre con Dios. Nada limita su poder contra el mal: ni las burlas, ni los retos, ni las blasfemias, ni los grandes pecados humildemente reconocidos del así llamado “buen ladrón”. El poder de Cristo Rey es universal y pleno, es el poder de Dios. Este poder está a nuestra disposición si lo acogemos.

    Consejo de la semana: Reflexiona en tu oración esta semana: ¿Todavía crees en un Cristo que reina eliminando el mal y el sufrimiento al estilo humano en tu vida y tu entorno? Mira los distintos personajes del relato y revisa qué obstáculos le pones tu al poder y al amor de Cristo Rey, el que te puede salvar del mal y el sufrimiento. ¿Ya has aceptado en tu vida compartir la suerte del Crucificado-Resucitado para vencer en tu entorno (hogar, parroquia, trabajo, escuela, etc.) –a la manera divina, reinando con Cristo– el sufrimiento y el mal?

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-11-14 8:57 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La curiosidad humana tiende a querer saber las fechas y detalles de los acontecimientos, sobre todo los relacionados a los grandes cataclismos y al fin del mundo. Este es el tema de las preguntas que le hacen hoy a Jesús ante su comentario sobre la destrucción del templo: ¿cuándo será destruido el majestuoso templo de Jerusalén, considerado la morada de Dios en medio de su pueblo y, en la mentalidad judía, su destrucción como uno de los signos del fin de los tiempos? Como a Jesús no le interesa satisfacer la curiosidad sino que estemos preparados, su respuesta no tiene que ver con fechas y horas, sino que va en la línea de dos grandes consejos, todo dicho con el lenguaje de la literatura apocalíptica: cataclismos, guerras, calamidades, desastres naturales, alteraciones cósmicas, persecuciones, etc. Primero: no nos dejemos confundir sobre la llegada del fin, porque vendrán falsos mesías haciéndose pasar por Jesús y avisando que está cerca el tiempo; pero esto no será el fin. Segundo: las persecuciones que se darán (incluso por parte de amigos y familiares, y que en muchos casos desembocarán en la muerte) no son para que perdamos la fe sino, al contrario, para que demos testimonio de ella con la certeza absoluta de contar siempre con la ayuda divina y no con nuestras fuerzas. En resumen, nos dice Jesús, “con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” (Lc 21,19). Dicha perseverancia es el resultado del cultivo de la semilla de la Palabra en el corazón. Y para esto es la “Lectio Divina” diaria.

    Consejo de la semana: Reflexiona en tu oración esta semana: ¿todavía se siguen dando los falsos mesías que anuncian desastres y el fin del mundo? ¿Me he dejado confundir o, al menos, atemorizar por alguna de estas manifestaciones? ¿Hoy en día, se dan las señales que predijo Jesús: guerras en diversos lugares y entre naciones, terremotos, hambre, peste (epidemias), hambre, cosas espantosas, persecuciones a cristianos culminando muchas en la muerte incluso por parte de familiares, odio a los cristianos por el hecho de serlo? ¿Me atemorizo y pienso que está cerca el fin o me concentro en fortalecer y perseverar en mi fe? ¿Qué debo hacer?

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

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