Parroquia Cristo Redentor

Blog del párroco

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  • 2021-01-05 11:07 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos. Tres misterios se suelen celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos creyeran en su Maestro como Dios. Para los occidentales, que aceptaron la fiesta alrededor del año 400, la Epifanía es popularmente el día de los reyes magos. El verdadero rey que debemos contemplar en esta festividad es el pequeño Jesús. La estrella condujo a los magos junto al Niño Divino, al que buscaban para adorarlo. Los magos supieron utilizar sus conocimientos —en su caso, la astronomía de su tiempo— para descubrir al Salvador, prometido por medio de Israel, a todos los hombres. ¿Qué recursos utilizo yo para llegar al encuentro personal con Jesús? ¿Qué me impide reconocer la “estrella” que Dios hace brillar para guiarme? ¿Estoy dispuesto a hallar al Niño en la humildad del “pesebre”?

    Consejo de la semana: Te invito a meditar en el silencio de tu oración personal qué desearías ofrecerle al Niño como regalo este día. Pregúntale también a Jesús qué es lo que Él desea que le regales, que le entregues. No olvides que lo que le niegas a Jesús te lo niegas a ti mismo, y lo que le entregas a Jesús te lo das a ti mismo.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-12-31 6:05 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    «La Palabra era Dios… y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» (Jn 1, 1.14). El Hijo de Dios es el Mensajero y el Mensaje. Un mensaje divino en forma humana para que pueda ser entendido y acogido por nosotros los seres humanos. Sin embargo, «vino a su casa, y los suyos no lo recibieron» (Jn 1, 11). Dios pone todo de su parte para que podamos responder, pero la respuesta depende de nuestra libertad. Si no queremos escuchar, si queremos escuchar sólo lo que nos conviene, si queremos interpretar el mensaje a nuestro modo, reducirlo a dimensiones humanas, si nos empeñamos en acogerlo con nuestras solas capacidades sin dejarnos convertir, transformar por Dios, para que el mensaje divino pueda también vivir en nuestra humanidad, entonces lo perdemos todo, frustramos la razón de nuestra existencia y nunca seremos felices. Entonces no tendremos Navidad. Sólo podremos decir “felices fiestas” sin saber realmente de qué se trata. «Pero a cuantos lo recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre» (Jn 1, 12). La fe –confiar y obedecer– hace posible lo imposible, porque «para Dios todo es posible» (Mt 19, 26).

    Consejo de la semana: Revisa cómo vas en tu práctica del examen de conciencia diario. Si todavía no lo logras, ponle un poco más de esfuerzo y cuidado. Acude a un sacerdote si encuentras dificultades o tienes dudas.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-12-31 5:57 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Al comenzar un nuevo año civil damos gracias a Dios por bendecirnos continuamente: por su fidelidad a pesar de nuestras infidelidades, por su bondad a pesar de nuestra maldad, por su generosidad a pesar de nuestro egoísmo, por su amor a pesar de nuestro desamor. Queremos vivir cada día del nuevo año firmemente apoyados en Dios, la Roca firme, el único que da estabilidad a nuestros vaivenes y fortalece nuestras debilidades permitiéndonos enfrentar el futuro con confianza. Reafirmamos nuestra fe en Aquel que es Señor del tiempo y de la historia: origen, centro y meta de nuestra historia personal y comunitaria; Aquel que con Amor nos conduce al Amor. Al cruzar el umbral de este Año Nuevo, celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, a quien invocamos justamente como Puerta del Cielo, para que bajo su amparo estos próximos meses –vividos a ejemplo de María en comunión con Dios– sean para nosotros verdadero camino hacia el Cielo. Hoy también la Iglesia celebra la Jornada Mundial por la Paz. Todos queremos un mundo mejor. Todos queremos que Dios nos bendiga y bendiga a los demás. Pero esto solo es posible cuando trabajamos por la paz, no la paz que da el mundo –la que se basa en un equilibrio de egoísmos–, sino la que nos trajo Jesucristo y que se basa en la victoria del amor sobre todo pecado: cuando nuestra vida, como la de Santa María, está alineada con la voluntad de Dios.

    Consejo de la semana: Revisa como vives el momento del Rito de la paz dentro de la Misa. ¿Eres consciente de que no se trata de un saludo sin más –por más cariñoso y genuino que sea– sino de comunicar a los demás la paz de Cristo que el sacerdote nos ha participado (“La paz del Señor esté con ustedes”)? En estos momentos en que debido a la pandemia del COVID no podemos darnos la mano ni tocarnos físicamente muchos han sustituido el signo por un movimiento de manos. Pero el significado es el mismo: dar la paz al hermano que está junto a ti en la Misa significa dejar que Cristo reviva su Misterio Pascual en ti, venciendo todo pecado y transformándote según la voluntad de Dios.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-12-23 10:00 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Por medio del anciano Simeón, Dios expresa su plan para el Niño que María, su madre, lleva al templo para consagrarlo a Dios según manda la ley del Señor. A la obediencia de María y José a la voluntad de Dios expresada en la ley, Dios responde confirmando la identidad de Jesús revelada por el ángel a María: «Salvador… para todas las naciones» (Lc 2, 30-31). Y amplía el mensaje que el ángel había comunicado. La misión de Jesús estará impregnada de conflicto («será como una bandera discutida», Lc 2, 34) y sufrimiento, tanto para Él como para su Madre («y a ti, una espada te traspasará el alma», Lc 2, 35). Se pone a prueba la fe de María colaborando con lo que Dios tiene previsto, que por malo que parezca, por ilógico que humanamente resulte, es siempre lo que conviene, lo mejor. María mostrará «lo que el Poderoso ha hecho en ella» cuando con total generosidad y desprendimiento ponga en juego –al igual que su Hijo– todo lo que es, puede y tiene al servicio del plan de Dios. María es modelo de acogida y respuesta a la llamada de Dios; modelo de mensajera de Dios que irá diciendo con toda su vida: «hagan lo que Él les diga» (Jn 2, 5). ¿Y tú y yo, por dónde vamos en el proceso de dejarnos conformar al modelo que es María?

    Consejo de la semana: Examina qué virtud (o virtudes) más te cuesta vivir en el seno de tu familia. ¿Por qué no pedir ayuda, primero a Dios y a su Madre María, y luego, a los miembros de tu propia familia, para mejorar?

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-12-23 8:07 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En su Carta Apostólica ‘El hermoso signo del pesebre’ del 1 de diciembre de 2019 el Papa Francisco nos ha dicho: «El modo de actuar de Dios casi aturde, porque parece imposible que Él renuncie a su gloria para hacerse hombre como nosotros. Qué sorpresa ver a Dios que asume nuestros propios comportamientos: duerme, toma la leche de su madre, llora y juega como todos los niños. Como siempre, Dios desconcierta, es impredecible, continuamente va más allá de nuestros esquemas. Así, pues, el pesebre, mientras nos muestra a Dios tal y como ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida injertada en la de Dios; nos invita a ser discípulos suyos si queremos alcanzar el sentido último de la vida (n. 8)». «El belén forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe. Comenzando desde la infancia y luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el amor de Dios por nosotros, a sentir y creer que Dios está con nosotros y que nosotros estamos con Él, todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño Hijo de Dios y de la Virgen María. Y a sentir que en esto está la felicidad (n. 10)».

    Que nuestra comunidad parroquial y cada uno de nuestros hogares sea un Belén al que acudamos gozosos como los pastores en la Nochebuena para encontrar al Niño siempre en brazos de su Madre María. Entonces, aun sin palabras, estaremos anunciando a todos: ¡Feliz Navidad!

    Consejo de la semana: Saca tiempo estos días para orar contemplando el Nacimiento que has montado en tu hogar. Trata de meterte en la escena y pensar lo que cada personaje sentiría, cómo vería los acontecimientos, qué pensaría.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-12-16 2:07 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    El relato de la anunciación a Santa María ejemplifica lo que es la vigilancia y la total apertura –contra toda lógica humana– para acoger al mensajero y, por medio de él, la llamada de Dios que, respondida generosamente, permite acoger a Dios mismo: hace posible la Navidad. El Papa Francisco comenta sobre este pasaje: «El Evangelio que escuchamos nos pone de frente al movimiento que genera el Señor cada vez que nos visita: nos saca de casa. Son imágenes que una y otra vez estamos invitados a contemplar. La presencia de Dios en nuestra vida nunca nos deja quietos, siempre nos motiva al movimiento. Cuando Dios visita, siempre nos saca de casa. Visitados para visitar, encontrados para encontrar, amados para amar» (Santuario de El Cobre, Cuba, 22 de septiembre de 2015). Acoger a Dios nos hace sus mensajeros. María, nuestra modelo perfecta, realiza esto de un modo único y extraordinario: Dios se encarna en ella. Pero también por medio tuyo y mío, de nuestra acogida y respuesta generosa a las llamadas que Dios nos dirige a lo largo de la vida, Dios quiere hacerse presente en el mundo, en la vida de los que nos rodean para amarlos y servirlos. Y para hacer de ellos mensajeros suyos.

    Consejo de la semana: Uno de los pilares de la corresponsabilidad es la formación. El discípulo cristiano sabe que debe dedicar algunas horas semanales al estudio para poder vivir plenamente su fe y dar razón de ella a los demás. Si manejas bien la Internet, encuentras todos los documentos de los Papas recientes y el Catecismo, entre otros, en vatican.va. Puedes identificar también muchas páginas con excelente material para formarte. En YouTube hay muchos canales con videos sobre los más diversos temas: apología, cristología, Escritura, moral, etc. Si no tienes acceso a Internet, emplea libros que se consiguen fácilmente en cualquier librería católica, o que quizás ya tienes en tu hogar. Comienza estudiando por tu cuenta el Catecismo de la Iglesia Católica.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-12-09 10:26 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    A medida que avanzamos en el proceso de conversión vamos siendo modelados por Dios para ser como Él es, lo que nos permite cultivar cada vez con mayor profundidad la comunión de vida con Dios. Esto nos convierte en mensajeros, portadores de la llamada que Dios dirige a otros. Juan Bautista nos muestra que la humildad, es el distintivo del mensajero. «¿Tu quién eres?» (Jn 1, 19). La respuesta del auténtico mensajero será siempre una referencia al que origina el mensaje (y quien es, él mismo, el mensaje): Dios. Por tanto, Dios y su voluntad configuran el ángulo desde el que debe enfocarse todo, no las preferencias e intereses del mensajero, ni las modas ni los resultados de encuestas o el voto de la mayoría. ¿Practico a enfocarlo todo desde Dios y su voluntad? ¿A vivir «por Cristo, con Él y en Él» para Dios Padre, como rezamos en la Misa?

    Consejo de la semana: Hoy reza por tu párroco, por los sacerdotes que conoces y los que te han ayudado. También por los evangelizadores, religiosos y laicos, por los catequistas de tu parroquia. Pide por todos para que sean mensajeros que vivan la Buena Nueva haciendo presente a Dios.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-12-02 6:02 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Muchas veces Dios viene a nosotros sirviéndose de mensajeros. Es el caso de Juan Bautista que preparó la misión de Jesucristo al pueblo de Israel y a toda la humanidad. Cuando no le hemos dado a Dios la oportunidad de modelarnos según su manera de ser, siempre pensaremos como los seres humanos, con lógica humana, con “sentido común”; en el mejor de los casos, con la lógica de un ser humano bueno y justo. Pero Dios es totalmente diferente a nosotros y siempre nos sorprende. «Porque mis pensamientos no son sus pensamientos, ni sus caminos, mis caminos –oráculo del Señor–» (Is 55, 8). Corremos entonces el riesgo de rechazar los medios que Dios emplea para llamarnos y anunciar su venida, con lo que en última instancia rechazamos a Dios. Por eso Juan Bautista nos dice que para que Dios pueda llegar a ti y a mí es necesario convertirnos; o mejor, poner los medios para dejar que Dios nos convierta: nos dé su manera de ser. Es vital entender que la conversión no es “portarse bien”, “no robar ni matar” o “no hacer daño a los demás” como se escucha tantas veces. Estas son caricaturas de la conversión, alcanzables sin Dios con las solas fuerzas humanas y que nos instalan en la mediocridad rechazando el camino que Dios tiene para que cada uno viva la comunión con Él.

    Consejo de la semana: Comenzando hoy, antes de irte a dormir, examina cómo has vivido en el día tu relación con Dios. Fíjate en qué cosas o situaciones has hecho lo que Jesús hubiera hecho y en cuáles no. Da gracias a Dios por las primeras y pídele perdón por las segundas. Toma nota de lo que no fue bien para que puedas llevarlo a tu confesión mensual además de estar más vigilante la próxima vez.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-11-25 5:54 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Cada año el Adviento comienza pidiéndonos que estemos vigilantes. Es la disposición con la que debemos vivir toda la vida, no sólo durante el Adviento. Pues el ser humano no puede alcanzar la plenitud y la felicidad si no es respondiendo a las llamadas que Dios le dirige a lo largo de toda su vida, llamadas a dejarse amar por Él y a corresponderle; llamadas que nos llegan por medio de la Palabra de Dios, de los acontecimientos de la vida, de las peticiones y necesidades de otros, y de las mociones del Espíritu Santo. Son siempre llamadas a entrar en una relación de entrega mutua, de comunión. ¿Y cómo desarrollamos la capacidad de reconocer a Dios y sus llamadas? Tenemos que dejarnos transformar por Él para ver las cosas como Él las ve, querer lo que Él quiere y aprender a confiar en su misericordia, sobre todo cuando humanamente no entendemos algo, para responderle como Él nos pide. ¿Y cómo nos dejamos transformar? Siguiendo el método que la Iglesia lleva dos mil años proponiendo con resultados garantizados cien por ciento y que iremos repasando y practicando a lo largo de este Adviento. Aprovechemos bien este tiempo para que Dios no nos siga encontrando dormidos, súper ocupados o súper entretenidos, sino atentos.

    Consejo de la semana: Si no lo has hecho todavía, apresúrate a preparar la corona de Adviento en tu hogar. Es tan sencillo de hacer y encierra un simbolismo tan hermoso. Debe ser el centro de la oración hogareña, donde la familia se reúne para orar diariamente como comunidad en espera y así preparar las venidas cotidianas de Cristo a nuestras vidas.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2020-11-18 11:49 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La capacidad de respuesta efectiva ante el sufrimiento del otro es la medida del amor. Se nos pide este ejercicio del amor: dilatar el corazón hasta que sea tan grande, tan descentrado de sí mismo y salvífico como el del Crucificado. «Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de misericordia espirituales, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios». Esta cita tomada del Catecismo de la Iglesia Católica número 2447 nos lleva a reflexionar sobre el criterio con el que será evaluada nuestra vida y que Jesús expone en el evangelio de hoy. ¿Qué obras de misericordia realizo? ¿Con qué frecuencia? ¿Con qué motivación?

    Consejo de la semana: Piensa en tus actos de soberbia y autosuficiencia que le han impedido a Dios regalarte su corazón de siervo para ponerte al servicio de los hermanos. Dialoga con Él en tu oración la raíz de estos comportamientos y pide a Dios que te muestre qué pasos dar y te sane con su misericordia.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

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