Parroquia Cristo Redentor

Blog del párroco

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  • 2019-02-21 9:57 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Después de escuchar el domingo pasado las bienaventuranzas en las que Jesús describe como dichoso al discípulo que vive el reino de Dios, hoy nos desconcierta con su mandato de amar a los enemigos, de hacer el bien sin límites a todos, incluso a los que nos hacen mal. Los judíos conocían la “regla de oro” de la convivencia humana: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten a vosotros” (v. 31). Pero Jesús pone al Padre Dios como modelo y fundamento de un nuevo modo de actuar: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (v. 36). Si Dios es nuestro padre y es misericordioso y nos ama con un amor desbordante y desinteresado, nosotros, para reconocernos como sus hijos, tenemos que comportarnos como Él. Por el amor, Dios reconoce al hombre como hijo suyo y el hombre se reconoce hijo de Dios. Este es el premio del que habla Jesús: experimentar a Dios como Padre. ¿Estás dejando que Jesús te haga misericordioso como el Padre?

    Consejo de la semana: Lee y medita en el Catecismo de la Iglesia Católica los números 1965 al 1974 sobre la Ley Evangélica o Ley del Amor. Si tienes dudas, pregunta a un amigo con mayores conocimientos o estudios, o a un sacerdote.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-02-13 8:19 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Hoy el Evangelio nos presenta la proclamación del Reino de Dios en forma de bienaventuranzas. A diferencia de san Mateo que presenta ocho, san Lucas presenta solo cuatro con su correspondiente “maldición” o “ay”. Los pobres, los que lloran, los que tienen hambre, los perseguidos por causa de Jesús, es decir, los que viven el Reino, son dichosos porque su recompensa es Dios mismo (“su recompensa será grande en el cielo”). Este lenguaje, que nos choca porque es diametralmente opuesto a lo que con criterios humanos juzgamos como “bendición” o “maldición”, no debe entenderse al pie de la letra: no se es bienaventurado simplemente por ser pobre o por llorar. La “pobreza” de la que habla Jesús es la de aquellos que, teniendo mucho o poco, están desapegados de todo y su riqueza, su apoyo, es únicamente Dios y su amor incondicional. Así el “rico” sería al autosuficiente que cree no necesitar de Dios porque piensa que lleva el control de su vida y se basta a sí mismo. Para decirlo en una frase: el rico no tiene espacio para Dios en su vida (por eso no posee el Reino de los cielos, de Dios) mientras que el pobre no tiene espacio en su vida que no esté lleno de Dios. ¿Cómo vas en el proceso de dejar que Dios te cambie de “rico” en “pobre”?

    Consejo de la semana: Repasa qué cosas o personas te ofrecen seguridad. ¿Con qué o con quien cuentas para afrontar situaciones límite? ¿Ves a Dios como tu verdadera y única seguridad detrás de todas estas seguridades y apoyos humanos? Practica el abandono en Dios entregándole conscientemente aquellas cosas o personas que eran una seguridad para ti y ya no están.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-02-06 11:37 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    El relato evangélico de hoy nos presenta a Jesús, el Maestro, que enseña con su Palabra desde la barca de Pedro. También nos muestra que su Palabra no es sólo para ser acogida con la inteligencia sino sobre todo con la vida: su Palabra tiene poder, el poder de Dios que hace lo que dice. De ahí que luego de la experiencia de fe –de fiarse de Jesús y obedecer su Palabra– Pedro puede llamarlo “Señor”. Es un reconocimiento de que la eficacia de la pesca no proviene de sus fuerzas, sino del Señor. Escuchando la Palabra del Señor y ejecutando su voluntad, Pedro y sus compañeros se convierten en servidores eficaces del Reino de Dios. La misión no se apoya tanto en las cualidades personales de los misioneros, por muy grandes que puedan ser, sino ante todo en la “Palabra del Señor”. ¿Qué implica en mi caso el hecho de que la vocación es el efecto y la respuesta libre y confiada al poder de la Palabra de Jesús?

    Consejo de la semana: Durante la celebración de la Eucaristía, trata de escucharte y de entender el significado de las palabras que pronuncias para decirlas no sólo con tu voz, sino con todo tu ser. Escúchate pronunciar “Te alabamos, Señor”, “Ven, Señor, Jesús”, “No soy digno de que entres en mi casa”, “Padre nuestro, que estás en el cielo”. Cobra conciencia de que estás en la presencia de Aquél a quien le hablas. Haz el esfuerzo por participar junto a toda la asamblea, a una sola voz, desechando las respuestas mecánicas, de prisa y sin pensar.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-02-01 4:16 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Normalmente se califica como profeta a quien dice conocer el futuro, a quien predice acontecimientos. Pero ser profeta es otra cosa: es hablar en nombre de Dios, transmitir un mensaje nuevo que le lleva a enfrentarse a lo que es contrario al querer de Dios que es Amor. Los que se aferran a estructuras y prácticas que atentan contra la fraternidad, legitimando la exclusión y marginación en nombre de privilegios o falsos derechos de cualquier tipo (políticos, económicos, religiosos, etc.), siempre rechazan el mensaje del auténtico profeta. Así, Jesús y su Buena Nueva que hace posible la comunión y la fraternidad salvando al hombre del desamparo, la soledad y la manipulación, son rechazados en Nazaret por sus propios compueblanos que creían conocerlo bien porque sabían que era el hijo de José. ¿Podría pasarme esto a mí también?

    Consejo de la semana: Antes de irte a dormir, examina diariamente cómo ha transcurrido tu relación con Dios. Fíjate en que cosas o situaciones has hecho lo que Jesús hubiera hecho y en cuáles no. Da gracias a Dios por las primeras y pídele perdón por las segundas. Toma nota de lo que no fue bien para que puedas llevarlo a tu confesión mensual además de estar más vigilante la próxima vez.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-01-24 3:00 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En la sinagoga de Nazaret, donde se había criado, Jesús lee en el libro del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva” (Lc 4,18) y pronuncia una homilía de una línea “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” (Lc 4,12). De este modo Jesús lee su vocación y su misión en la Palabra de Dios, que deja de ser una promesa profética y se convierte en realidad en su obra misionera. En Jesús la Palabra siempre se cumple “hoy”. Pero esta Palabra pide también ser realizada en cada uno de nosotros, en la Iglesia entera, gracias a la obra de Jesús quiere realizar en cada uno (la salvación) si se lo permitimos. ¿Cómo te estás alimentando de la Palabra diariamente? ¿Encuentras en ella la ruta para tu vida? ¿Qué Palabra se ha cumplido/se cumple hoy en tu vida?

    Consejo de la semana: En tu oración diaria medita las lecturas del domingo, o las de la misa del día. Háblale al Señor de lo que te dicen las lecturas, de lo que te inspiran decirle como respuesta, de cómo te gustaría ser, de tus planes y proyectos, de tus faltas, de lo que te hace feliz y de lo que te hace sufrir. Y, por último, no olvides un espacio de silencio de al menos 5 minutos. Recuerda que lo más importante en la oración es lo que Dios nos dice y lo que Dios hace en nosotros mientras estamos a solas con Él y para Él en su presencia.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-01-18 7:20 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Hoy asisten María y Jesús a una boda en la que a los novios se les ha acabado el vino. Pero una boda sin vino no es una fiesta. El mensaje es claro: la boda sin vino, sin fiesta, es la vida sin Dios, en la que no hay alegría; por el contrario, la boda con el vino nuevo es la vida con Dios. El vino de los novios de esta boda se había acabado, igual que la alegría y el gozo que se fundamentan en las posibilidades humanas se acaban. El vino (=la vida y la alegría) que ofrece Jesús es nuevo, distinto al que tenían los novios (y por supuesto, muchísimo mejor, además de sobreabundante) porque es el que Dios da. El vino que Jesús regala a los novios apunta al vino que nos dará en la Eucaristía, un vino que es Él mismo. La Eucaristía es la fuente de la vida y la alegría verdadera. La Eucaristía es el sacramento del Misterio Pascual de Jesús, de su “hora”. El hombre de nuestro tiempo piensa que puede conseguirlo todo y solucionarlo todo por sí mismo, que con la técnica y la ciencia y la solidaridad va a conseguir la realización y la felicidad. No se da cuenta de que todo lo que hace sin Dios no da los resultados esperados y al final pasa. ¿Nos damos cuenta de que no hay otra solución que la que propone María: “Hagan lo que Él les diga”?

    Consejo de la semana: Ora diariamente en tu hogar. Trata de que sea cada día a la misma hora. Prepárate un lugar que sea acogedor. Enciende una vela. Abre la Biblia. Coloca un crucifijo o la imagen de Nuestro Señor. Quizás también la de la Virgen o algún santo. Adopta una postura cómoda, pero sin que haya peligro de que te duermas. Para dejar a Dios actuar en ti en la oración tienes que estar bien despierto. Dedica cada día al menos 30 minutos. Invoca al Espíritu Santo y pídele que te abras a la presencia amorosa de Dios.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-01-11 6:37 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La fiesta del bautismo del Señor cierra el ciclo navideño. En Navidad Cristo se manifiesta a los pobres y humildes en Belén. En Epifanía se manifiesta a todos los pueblos. Hoy en el bautismo se completan las anteriores con una manifestación de la divinidad de Jesús por parte del Padre y del Espíritu. “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto” (Lc 3,22), dice el Padre. ¿Cómo hacemos para escuchar al Padre manifestarnos que Jesús es su Hijo, el amado? Hemos visto durante todo este tiempo cómo Dios viene a nosotros esperando ser acogido. De nuestra acogida –no de no hacer cosas malas y “portarnos bien”, ni siquiera de “cumplir con Dios”– depende nuestra salvación: la comunión con Dios y los hermanos. Este proceso no llegó a su fin con nuestro bautismo, sino que comenzó ese día. Debemos dejar que Dios lo lleve a su culminación colaborando con Él. Si repasáramos el año que acaba de terminar, ¿podríamos comprobar que hemos avanzado en la acogida de Dios en nuestras vidas?

    Consejo de la semana: Hoy concluye el breve tiempo litúrgico de la Navidad y, a la vez, nos encontramos iniciando un nuevo año. Te invito a tomar, de las cosas que has visto en tu oración personal que Dios te pide, una o dos, y poner manos a la obra sin dejar pasar un día más. Te sugiero: (a) adoptar la costumbre de confesarte mensualmente, (b) adoptar la práctica de dedicar al menos quince minutos semanales a la adoración eucarística, (c) adoptar la práctica de orar diariamente media hora tomando como apoyo las lecturas de la Misa de cada día.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2019-01-03 4:12 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos. Tres misterios se suelen celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos creyeran en su Maestro como Dios. Para los occidentales, que aceptaron la fiesta alrededor del año 400, la Epifanía es popularmente el día de los reyes magos. El verdadero rey que debemos contemplar en esta festividad es el pequeño Jesús. La estrella condujo a los magos junto al Niño Divino, al que buscaban para adorarlo. Los magos supieron utilizar sus conocimientos —en su caso, la astronomía de su tiempo— para descubrir al Salvador, prometido por medio de Israel, a todos los hombres. ¿Qué recursos utilizo yo para llegar al encuentro personal con Jesús? ¿Qué me impide reconocer la “estrella” que Dios hace brillar para guiarme? ¿Estoy dispuesto a hallar al Niño en la humildad del “pesebre”?

    Consejo de la semana: Te invito a meditar en el silencio de tu oración personal qué desearías ofrecerle al Niño como regalo este día. Pregúntale también a Jesús qué es lo que Él desea que le regales, que le entregues. No olvides que lo que le niegas a Jesús te lo niegas a ti mismo, y lo que le entregas a Jesús te lo das a ti mismo.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2018-12-26 8:44 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En la Misa de clausura del Encuentro mundial de las familias de 2015 en Filadelfia el Papa nos dio una bella catequesis sobre la familia. Meditemos algunas de sus palabras: “La familia tiene carta de ciudadanía divina. ¿Está claro? La carta de ciudadanía que tiene la familia se la dio Dios, para que en su seno creciera cada vez más la verdad, el amor y la belleza. […] Dios no quiso venir al mundo de otra forma que no sea por medio de una familia. Dios no quiso acercarse a la humanidad sino por medio de un hogar. Dios no quiso otro nombre para sí que llamarse Emmanuel (Mt 1,23), es el Dios-con-nosotros. Y este ha sido desde el comienzo su sueño, su búsqueda, su lucha incansable por decirnos: «Yo soy el Dios con ustedes, el Dios para ustedes». Es el Dios que, desde el principio de la creación, dijo: «No es bueno que el hombre esté solo» (Gn 2,18a), y nosotros podemos seguir diciendo: No es bueno que la mujer esté sola, no es bueno que el niño, el anciano, el joven estén solos; no es bueno. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos no serán sino una sola carne (cf. Gn 2,24). Los dos no serán sino un hogar, una familia.” ¿Tengo claro cual es mi misión dentro de mi familia?

    Consejo de la semana: El Papa Francisco en muchas ocasiones al hablar de la familia nos ha invitado a meditar sobre tres palabras. En su catequesis del 13 de mayo de 2015 nos decía: “(1) Permiso. Cuando nos preocupamos por pedir gentilmente eso que quizá creemos que merecemos, ponemos una defensa real en el espíritu de la convivencia matrimonial y familiar. (2) Gracias. Debemos ser intransigentes sobre la educación en la gratitud, en el reconocimiento: la dignidad de las personas y la justicia social pasan ambas por aquí. (3) Perdón. Palabra difícil, sí, pero también necesaria. Cuando falta, pequeñas grietas se engrandecen –aún sin quererlo– hasta convertirse en fosas profundas.” Aprovecha estos días para repasar en tu oración cómo vives estas palabras en tu familia. Haz propósitos concretos y compártelos con los demás miembros de tu hogar.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2018-12-20 9:03 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En la homilía que pronunció en el Santuario de El Cobre, Cuba, el 22 de septiembre de 2015, comentando este pasaje, el Papa Francisco nos dijo: “El Evangelio que escuchamos nos pone de frente al movimiento que genera el Señor cada vez que nos visita: nos saca de casa. Son imágenes que una y otra vez estamos invitados a contemplar. La presencia de Dios en nuestra vida nunca nos deja quietos, siempre nos motiva al movimiento. Cuando Dios visita, siempre nos saca de casa. Visitados para visitar, encontrados para encontrar, amados para amar. […] Estamos invitados a «salir de casa», a tener los ojos y el corazón abierto a los demás. Nuestra revolución pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre projimidad, que se hace siempre compasión —que no es lástima, es padecer con, para liberar— y nos lleva a involucrarnos, para servir, en la vida de los demás.” ¿He recibido la visita del Señor en mi vida? ¿Me ha «sacado de casa» para servir? ¿Vivo la ternura, la alegría que se hace projimidad?

    Consejo de la semana: Te invito a vivir esta Navidad como lo hizo María. Ora en silencio antes de comenzar tu día, antes de que la algarabía, las voces, la música ocupen tus sentidos. Medita en la invitación que Dios te hace para que lo acojas en tu vida ese día. Déjate visitar por Jesús. Toma como base el evangelio de la Misa del día. Y escucha al Espíritu antes de dar tu respuesta, antes de dar tu «sí», como María, a Dios. Hazte consciente que esa respuesta se hará concreta en tus palabras y acciones a lo largo del día. Luego, antes de ir a descansar en la noche, dedica un par de minutos a repasar tu día y cómo compara tu respuesta vivida contra la respuesta que diste en la oración. Pide perdón y ayuda por lo que no fue coherente y agradece todo lo demás. Disfruta según va creciendo tu acogida de Dios, de su voluntad.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

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