Parroquia Cristo Redentor

Blog del párroco

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  • 2017-12-29 8:30 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    Hoy el evangelio nos presenta a la Sagrada Familia como modelo de fidelidad a la voluntad de Dios. Acude al templo de Jerusalén a los ocho días del nacimiento para presentar a Jesús, el varón primogénito, como mandaba la Ley. La familia en la que Dios quiso hacerse hombre fue en todo fiel a la Palabra de Dios (su voluntad) simbolizada en la espada de la profecía del anciano Simeón; espada que traspasará el alma de María, porque mantenerse fiel a ella le ocasionará gran sufrimiento. María y José la cumplen fielmente: acogen la Palabra y dejan que se haga vida en ellos, aún a costa de convertirse en “bandera discutida”, como llama Simeón a Jesús, la Palabra encarnada. Jesús viviendo en mí y viviendo en mi comunidad de fe ¿es también hoy “bandera discutida”, signo de contradicción? ¿Lo es para mí?

    Consejo de la semana: En tu oración diaria medita las lecturas del domingo, o las de la misa del día. Háblale al Señor de lo que te dicen las lecturas, de lo que te inspiran decirle como respuesta, de cómo te gustaría ser, de tus planes y proyectos, de tus faltas, de lo que te hace feliz y de lo que te hace sufrir. Y, por último, no olvides un espacio de silencio de al menos 5 minutos. Recuerda que lo más importante en la oración es lo que Dios nos dice y lo que Dios hace en nosotros mientras estamos a solas con Él y para Él en su presencia.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-12-20 1:53 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    El relato de la anunciación del ángel a María es el modelo de toda acción de Dios en y por medio de sus criaturas humanas. La entrega incondicional de la Virgen María a Dios como esclava es el modelo de todo discípulo y también de la Iglesia. Gracias a su «sí», María entra en el proyecto de Dios y Dios entra en la historia humana reconduciéndola hacia Él, rescatándola de la falta de sentido y de dirección, limpiándola de lo que la degrada y destruye para que vuelva a ser según su plan original. Acogiendo en su vida y en su ser la Palabra –la voluntad de Dios– María le permite a Dios hacerse «carne». El anuncio del ángel fue una gran sorpresa y alegría para María y para el pueblo. Es lo mismo que se nos anuncia este Adviento, ya a las puertas de la Navidad, a ti y a mí. Debería sorprendernos y alegrarnos. ¿Acogeremos la Palabra –la voluntad de Dios– como hizo María? ¿Le permitiremos a Dios hacerse «carne», vivir en nosotros y reconducir hacia Él nuestra historia personal y comunitaria?

    Consejo de la semana: Te invito a vivir esta Navidad como lo hizo María. Ora en silencio antes de comenzar cada día, antes de que la algarabía, las voces, la música ocupen tus sentidos. Medita en la invitación que Dios te hace para que lo acojas en tu vida ese día. Toma como base el evangelio de la Misa del día. Y escucha al Espíritu antes de dar tu respuesta, antes de dar tu «sí» a Dios. Hazte consciente que esa respuesta se hará concreta en tus palabras y acciones a lo largo del día. Disfruta según va creciendo tu acogida de Dios.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-12-15 7:14 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La Navidad ya se aproxima; por eso la liturgia llama a este domingo “Gaudete” (alégrense), el domingo de la alegría. ¿Qué motivos tenemos para alegrarnos y celebrar en esta Navidad que se aproxima? Nuestro mundo confunde la felicidad con bienestar, con ausencia de enfermedades, problemas, conflictos, confunde la felicidad con abundancia de bienes, prestigio, poder. La verdadera felicidad sólo surgirá de conformar nuestra vida en todo con la voluntad de Dios: hacer con lo que Dios nos da lo que Él nos pide; en otras palabras: quitar el pecado. Este es el trabajo del Adviento que anuncia Juan: rectificar el camino del Señor; trabajo que realiza Jesús si se lo permitimos: quitar el pecado del mundo. Solo así damos testimonio de la luz –de Dios– para que otros puedan creer. ¿Qué situaciones de oscuridad te gustaría iluminar? ¿Cómo?

    Consejo de la semana: Acércate a tu Cáritas parroquial (u otro grupo de ayuda a la comunidad) para identificar alguna persona con gran necesidad. Adóptala esta Navidad dedicándole de tu tiempo y recursos económicos. Sé testigo de la luz para ella.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-12-06 1:39 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La venida del Hijo de Dios al mundo había sido preparada por la historia de la salvación a lo largo de siglos y finalmente por san Juan Bautista. A nosotros nos corresponde ahora hacer también la preparación mediante una buena disposición del corazón, tomándonos en serio los llamados que nos hacen el evangelista Marcos, las voces de los profetas y la predicación de Juan Bautista. Este es el sentido del Adviento que estamos viviendo. Si Navidad es acoger a Dios como el Emmanuel, el ‘Dios-con-nosotros’, no habrá Navidad si no preparamos nuestros corazones para acoger a Dios, de modo que sea ‘con-nosotros’. Esta semana Juan Bautista nos dice que la venida de Dios se prepara en el ‘desierto’, con la austeridad en nuestros hábitos y estilos de vida, con silencio interior y exterior. Todo lo contrario a lo que nos propone el mundo, especialmente en estos días en los que, bajo apariencia de cultivar la amistad y la generosidad, se nos invita al desenfreno en el consumo, el ruido y las compras. A Juan Bautista el Espíritu es quien lo impulsa al desierto. ¿Estás dejando que el Espíritu te impulse también al desierto este Adviento? ¿Estás sacando tiempo para escuchar al Espíritu?

    Consejo de la semana: Si no lo has hecho todavía, apresúrate a preparar la corona de Adviento en tu hogar, como te recomendaba la semana pasada. En la presencia del Señor, revisa tu empleo del tiempo, de los bienes y el dinero que Dios te ha dado. ¿Qué cambios tienes que hacer para que tus prioridades sean las de Dios? ¿Para que tu seguridad y apoyo sea Dios, «Dador de todo don», y no sus dones?

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-11-29 3:20 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La palabra adviento significa advenimiento. Es un término cristiano de origen pagano. En la Roma pre-cristiana se llamaba adviento a la venida anual de divinidad a su templo, para visitar a sus fieles. La estatua del dios se suponía que permanecía entre los suyos mientras duraba la solemnidad. También, en el ritual de la corte romana pagana, se llamaba adviento a la primera vista oficial que un personaje importante hacía a su pueblo al entrar en funciones o tomar posesión de su cargo. Así adviento pasó a designar la venida de Cristo entre los hombres (Navidad) y su advenimiento glorioso que coronará su obra redentora al final del mundo (la parusía). En la historia de la liturgia, el Adviento manifiesta la necesidad de una preparación ascética a la Navidad. El Adviento es como una Cuaresma para la Navidad, un tiempo de espera gozosa del nacimiento del Salvador, orientando a los cristianos a fijarse en el retorno glorioso del Señor al fin del mundo. El tiempo del Adviento nos quiere ejercitar en una virtud cristiana básica: la esperanza. En el evangelio de hoy Jesús nos pide que estemos vigilantes, en vela. ¿Estoy adormecido? ¿En qué? ¿Qué haré para que este tiempo de Adviento que hoy empezamos sea vivido cabalmente?

    Consejo de la semana: Si no lo has hecho todavía, apresúrate a preparar tu corona de Adviento en tu hogar. Es tan sencillo de hacer y encierra un simbolismo tan hermoso. Debe ser el centro de la oración hogareña, donde la familia se reúne para orar diariamente como comunidad en espera y así preparar las venidas cotidianas de Cristo a nuestras vidas.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-11-25 1:13 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    La capacidad de respuesta efectiva ante el sufrimiento del otro es la medida del amor. Se nos pide este ejercicio del amor: dilatar el corazón hasta que sea tan grande, tan descentrado de sí mismo y salvífico como el del Crucificado. «Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras de misericordia espirituales, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios». Esta cita tomada del Catecismo de la Iglesia Católica número 2447 nos lleva a reflexionar sobre el criterio con el que será evaluada nuestra vida y que Jesús expone en el evangelio de hoy. ¿Qué obras de misericordia realizo? ¿Con qué frecuencia? ¿Con qué motivación?

    Consejo de la semana: Comienza cada día con oración. Que sea tu alimento cotidiano. Separa media hora al menos, en silencio, a solas con Dios sólo. Siempre es costoso crear patrones de conducta. Para disponer de tiempo en la mañana a una hora más o menos fija es necesario ir a descansar cada noche a una hora más o menos fija. Ayúdate también de herramientas como los podcasts de rezandovoy.org o de comentarios al evangelio y las lecturas del día a los que puedes suscribirte por correo electrónico o consultar en Internet. En el apartado de Enlaces de nuestra página web (pacrired.org/Enlaces) encontrarás opciones.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-11-17 4:43 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En esta solemnidad de nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia, Patrona de Puerto Rico, la liturgia nos la presenta en el relato de la bodas de Caná. María, nuestra madre, está siempre atenta no sólo a nuestras necesidades espirituales sino también a las materiales. Le expone a Jesús nuestras necesidades: “No tienen vino”. La respuesta de su Hijo no es una negativa sino que se sitúa en otro plano, como es frecuente en el evangelio de Juan (ver por ejemplo el diálogo con la samaritana). Por eso responde que “su hora” no ha llegado, no se refiere a la hora de resolver el problema de la fiesta de bodas, sino la hora de hacernos partícipes de la vida divina mediante su Misterio Pascual. El vino nuevo y mejor es símbolo de la vida divina que colma nuestras ansias de felicidad y plenitud. Hoy en Puerto Rico, en nuestros corazones, familias, relaciones, negocios, proyectos como pueblo, etc. hay falta de vino nuevo, falta de Dios. En la indiferencia al hermano, a sus necesidades sin comprometerse a fondo con su bien, o peor aún, en el aprovecharse del hermano vulnerable o en desventaja, no está Dios. En el buscar el propio interés por encima de todos y de todo, incluso de la ley y la justicia, no está Dios. En la oración colecta de la Misa pedimos a Dios que bajo el patrocinio de Santa María nos conceda vivir la caridad fraterna promoviendo una sociedad más humana y siendo testigos de la verdad. Pero esto no sucederá sólo con pedirlo o desearlo, es indispensable seguir el consejo de María de hacer lo que Jesús nos diga.

    Consejo de la semana: Comprométete con Puerto Rico. Dedica tiempo de calidad a estar con Jesús y escucharle para poder hacer las cosas como Él te indica, que no es lo mismo que no hacerle mal a nadie y usar el sentido común, sino que supone crecer en el amor para ser capaces de amar al hermano como Cristo nos ha amado, es decir, hasta dar la vida.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-11-10 4:41 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En unas nupcias judías el deber de las vírgenes era acompañar al esposo con lámparas encendidas (signo de la alegría) al banquete en el que éste acoge a la desposada para comenzar su vida en común. En la parábola se califica de necias a las que sabiendo que el esposo tenía que llegar –aunque no se supiera el momento– no se prepararon para poder mantener sus lámparas encendidas hasta llegar al banquete. No prepararse para algo que se sabe que va a ocurrir es necedad. Así sucede con la muerte. La parábola se refiere a ese momento en el que Dios nos llamará a entrar al banquete de bodas –signo de la vida en comunión con Él– y para el cual o estamos preparados o nos lo perderemos. En los banquetes de bodas judíos la puerta no se cerraba definitivamente pero en la parábola si, para significar que se vive una sola vez; no hay reencarnación. Prepararse es sensatez y sabiduría –como comenta la primera lectura– y no hacerlo es necedad. La lámpara encendida y con suficiente aceite de repuesto es símbolo de la vida con comunión con Dios que comienza con el bautismo, se vive en este mundo dejándonos modelar por Dios para ser como Él es y se prolonga para siempre en la eternidad. Mis acciones hasta ahora, ¿me colocan entre los sensatos o entre los necios?

    Consejo de la semana: Antes de comenzar tu día pide ayuda a Dios para que puedas ser luz para todos los que Dios ponga en tu camino hoy, buscando lo mejor para ellos: perdonar al que te ofende, ceder el paso, saludar con afecto, prestar un pequeño servicio cargando algo o abriendo una puerta, consolar a alguien que esté triste, ofrecer una palabra de aliento al deprimido o desesperado, dar un buen consejo, compartir un alimento, etc. Que tus obras esta semana sean obras que iluminen.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-11-02 10:06 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    El servicio no es amor al prójimo y no crea fraternidad cuando uno se busca a sí mismo con lo que hace; ya sea que pretenda obtener prestigio, reconocimiento, bienes, influencias, posiciones; ya sea que quiera manifestarse superior a los demás para alimentar su ego. Para que nuestro servicio sea amor verdadero tenemos que hacer presente a Dios –el único Padre, Maestro, Consejero, etc.– con nuestro actuar generoso y desinteresado, ajustado a su voluntad, y no suplantarlo. Se trata de vivir la humildad, que Jesús nos invita a vivir hoy en la frase final del evangelio: reconocer que todo lo que somos y tenemos es don de Dios y usar esos dones para servir desinteresadamente y no como trampolín para alcanzar lo que el mundo apetece. Es una tentación sutil que pasa desapercibida para muchos porque es lo normal en muchos ambientes. Pero nosotros no queremos ensalzarnos para luego ser humillados, sino vivir la humildad para dejar que Dios nos de la verdadera y eterna riqueza y gloria, la que proviene de la comunión con El.

    Consejo de la semana: Revisa la ropa que tienes guardada y que hace mucho tiempo que no usas. Sepárala y dónala a una institución caritativa como puede ser tu Cáritas parroquial o Cáritas de Puerto Rico. Une a esa ofrenda un donativo de una suma de dinero que signifique para ti un sacrificio desprenderte de ella.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

  • 2017-10-24 4:31 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:

    En su Carta encíclica Dios es Amor (n. 18) Benedicto XVI nos dijo: «El amor al prójimo en el sentido enunciado por la Biblia, por Jesús, consiste justamente en que, en Dios y con Dios, amo también a la persona que no me agrada o ni siquiera conozco. Esto sólo puede llevarse a cabo a partir del encuentro íntimo con Dios, un encuentro que se ha convertido en comunión de voluntad, llegando a implicar el sentimiento. Entonces aprendo a mirar a esta otra persona no ya sólo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de Jesucristo. Su amigo es mi amigo. Más allá de la apariencia exterior del otro descubro su anhelo interior de un gesto de amor, de atención, que no le hago llegar solamente a través de las organizaciones encargadas de ello, y aceptándolo tal vez por exigencias políticas. Al verlo con los ojos de Cristo, puedo dar al otro mucho más que cosas externas necesarias: puedo ofrecerle la mirada de amor que él necesita. En esto se manifiesta la imprescindible interacción entre amor a Dios y amor al prójimo». ¿Cómo cultivo mi ‘encuentro íntimo con Dios’ cada día?

    Consejo de la semana: Ora diariamente en tu hogar. Trata de que sea cada día a la misma hora. Prepárate un lugar que sea acogedor. Enciende una vela. Abre la Biblia. Coloca un crucifijo o la imagen de Nuestro Señor. Quizás también la de la Virgen o algún santo. Adopta una postura cómoda, pero sin que haya peligro de que te duermas. Para dejar a Dios actuar en ti en la oración tienes que estar bien despierto. Dedica cada día al menos 30 minutos. Invoca al Espíritu Santo y pídele que te abras a la presencia amorosa de Dios. Será la mejor inversión de tiempo que hagas en tu vida.

    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.

    P. Ángel

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