Parroquia Cristo Redentor

Blog del párroco

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  • 2017-01-25 8:23 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Bienaventuranza es ese estado de plenitud interior que llamamos felicidad.  Al iniciar el Sermón de la montaña Jesús expresa ocho criterios –situaciones o actitudes– para identificar a Dios obrando en una persona, lo que hace a esta persona feliz, bienaventurada. Notemos que la felicidad no proviene de la situación o actitud sino de lo que Dios hace por la persona que está en esa situación o por la persona para permitirle exhibir esa actitud. El seguimiento de Cristo nos va introduciendo en el Reino de Dios, nos lleva a vivir según el perfil que retratan las bienaventuranzas y, como consecuencia, a ser felices. Podemos mirarnos en ellas como en un espejo y ver hasta qué punto hemos colaborado con Dios para permitirle introducirnos en su Reino. La conclusión debe ser un renovado compromiso de colaboración con Dios para que venga más plenamente a nosotros su Reino y como consecuencia seamos muy felices.


    Consejo de la semana:  Haz el propósito de dedicar una hora semanal a visitar a un enfermo o envejeciente de tu comunidad que sabes que está solo (o pobremente acompañado). Si necesitas ayuda para identificar uno, acude a tu Cáritas parroquial, a un Ministro Extraordinario de la Comunión o a otro grupo parroquial que los visite regularmente.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-01-18 3:50 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos” anuncia Jesús en su predicación. El Reino de los cielos es el Reino de Dios. Y Dios reina donde se cumple su voluntad, lo que hace posible que Él se manifieste como Amor. Esto es ya una realidad en Jesús, quien no sólo anuncia sino que también encarna el Reino de Dios en su persona. Al igual que pasó por Galilea, por la vida cotidiana de los primeros discípulos –Pedro y Andrés; Santiago y Juan– y personalmente los invitó a seguirle, es decir, a anunciar y encarnar también ellos en sus personas el Reino, así también pasa junto a nosotros, en lo que estamos haciendo cada día –vida familiar, relaciones, ocupaciones, opciones, vida parroquial, alegrías, sufrimientos– invitándonos a convertirnos para dejar que el Reino llegue a nosotros. ¿Cómo pasa Jesús por tu vida? ¿En quienes? ¿En qué situaciones? ¿Con qué exigencias?


    Consejo de la semana:  Revisa el uso de tu dinero y bienes materiales, que son don de Dios. Mira la proporción que dedicas a tus cosas y gustos y la proporción que empleas como lo haría Cristo: sirviendo a los demás. Pide ayuda al Señor para hacer ajustes. Revisa la aportación económica a tu parroquia para que sea a menos el valor de una hora de trabajo a la semana (es decir, tu salario semanal dividido entre las horas que trabajas a la semana; si estás retirado divide tu pensión mensual entre 160).


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-01-11 2:33 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    El verbo “ver” que aparece tres veces en el corto evangelio de hoy no se refiere sólo a la vista física sino a algo más profundo: un mirar a Jesús que conduce a la fe, a fiarse de Él para llegarlo a “conocer”; no en el sentido de saber quien es, sino de tener una experiencia de comunión de vida con Él.  Es esta experiencia la que nos permitirá constatar que es verdad lo que dice Juan Bautista de Jesús: es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.  Esta frase se repite en cada Misa, justo antes de la Comunión, cuando el sacerdote muestra a Jesús Eucaristía.  Nuestra experiencia de vida en comunión con Jesús es la que le permite quitar el pecado del mundo, comenzando por el pecado que hay en cada uno de nosotros.  No sólo perdonar nuestros pecados, sino también transformarnos para que el pecado vaya desapareciendo de nuestras vidas, de nuestros pensamientos, palabras, obras y omisiones, como decimos en el Acto Penitencial al inicio de cada Misa.  La práctica religiosa no es un fin en sí mismo.  Lo que busca es abrir cauces para que “viendo” podamos “conocer” de primera mano al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¿Es así como vives la Misa, la Confesión, la oración, la adoración?


    Consejo de la semana:  Identifica los dones por los que estás más agradecido a Dios. Revisa cuan apegado estás a ellos. Un modo de hacerlo es meditando sobre cómo te sentirías o reaccionarías si Dios retirara ese don o esos dones. Pide al Señor que te ayude.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-01-04 9:51 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Jesús, al recibir el bautismo, expresa su plena solidaridad con la humanidad: es «verdadero hombre». Dios Padre proclamando a Jesús como su «Hijo amado» y el Espíritu Santo posándose sobre Él manifiestan la otra dimensión de su identidad: es a la vez «verdadero Dios». La presencia de Jesús, el Fuerte, y el don del Espíritu Santo en el bautismo constituyen dos preciosas condiciones para que también nuestra vida pueda convertirse en una respuesta cada vez más fiel a las expectativas del Padre de modo que pueda decir con toda propiedad también de cada uno de nosotros: «es mi hijo amado». Nos debemos preguntar, pues: ¿qué significa para mí estar bautizado?, ¿percibo en mi vida el vínculo con Dios y con la Iglesia, Cuerpo de Cristo, que se estableció en mi bautismo?, ¿lo perciben los demás?


    Consejo de la semana:  Hoy concluye el breve tiempo litúrgico de la Navidad y, a la vez, nos encontramos iniciando un nuevo año. Te invito a tomar, de las cosas que has visto en tu oración personal que Dios te pide, una o dos, y poner manos a la obra sin dejar pasar un día más.  Si no has visto nada claro, te sugiero: (a) adoptar la costumbre de confesarte mensualmente, (b) adoptar la práctica de dedicar al menos quince minutos semanales a la adoración eucarística, (c) adoptar la práctica de orar diariamente media hora tomando como apoyo las lecturas de la Misa de cada día.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2017-01-04 9:48 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos. Tres misterios se suelen celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos creyeran en su Maestro como Dios. Para los occidentales, que aceptaron la fiesta alrededor del año 400, la Epifanía es popularmente el día de los reyes magos. El verdadero rey que debemos contemplar en esta festividad es el pequeño Jesús. La estrella condujo a los magos junto al Niño Divino, al que buscaban para adorarlo. Los magos supieron utilizar sus conocimientos —en su caso, la astronomía de su tiempo— para descubrir al Salvador, prometido por medio de Israel, a todos los hombres. ¿Qué recursos utilizo yo para llegar al encuentro personal con Jesús? ¿Qué me impide reconocer la “estrella” que Dios hace brillar para guiarme? ¿Estoy dispuesto a hallar al Niño en la humildad del “pesebre”?


    Consejo de la semana:  Te invito a meditar en el silencio de tu oración personal qué desearías ofrecerle al Niño como regalo este día. Pregúntale también a Jesús qué es lo que Él desea que le regales, que le entregues. No olvides que lo que le niegas a Jesús te lo niegas a ti mismo, y lo que le entregas a Jesús te lo das a ti mismo.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2016-12-28 11:31 AM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Al comenzar un nuevo año civil damos gracias a Dios por bendecirnos continuamente: por su fidelidad a pesar de nuestras infidelidades, por su bondad a pesar de nuestra maldad, por su generosidad a pesar de nuestro egoísmo, por su amor a pesar de nuestro desamor. Queremos vivir cada día del nuevo año firmemente apoyados en Dios, la Roca firme, el único que da estabilidad a nuestros vaivenes y fortalece nuestras debilidades permitiéndonos enfrentar el futuro con confianza. Reafirmamos nuestra fe en Aquel que es Señor del tiempo y de la historia: origen, centro y meta de nuestra historia personal y comunitaria; Aquel que con Amor nos conduce al Amor. Al cruzar el umbral de este Año Nuevo, celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, a quien invocamos justamente como Puerta del Cielo, para que bajo su amparo estos próximos meses –vividos a ejemplo de María en comunión con Dios– sean para nosotros verdadero camino hacia el Cielo. Hoy también la Iglesia celebra la Jornada Mundial por la Paz. Todos queremos un mundo mejor. Todos queremos que Dios nos bendiga y bendiga a los demás. Pero esto solo es posible cuando trabajamos por la paz, no la paz que da el mundo –la que se basa en un equilibrio de egoísmos–, sino la que nos trajo Jesucristo y que se basa en la victoria del amor sobre todo pecado: cuando nuestra vida, como la de Santa María, está alineada con la voluntad de Dios.


    Consejo de la semana Revisa como vives el momento del Rito de la paz dentro de la Misa. ¿Eres consciente de que no se trata de un saludo sin más –por más cariñoso y genuino que sea– sino de comunicar a los demás la paz de Cristo que el sacerdote nos ha participado (“La paz del Señor esté con ustedes”)? ¿Te das cuenta de que dar la paz al hermano que está junto a ti en la Misa –y que representa a toda la Iglesia Católica, por lo que no hay necesidad de dar la paz a todos los presentes– significa dejar que Cristo reviva su Misterio Pascual en ti, venciendo todo pecado y transformándote según la voluntad de Dios?


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2016-12-21 7:51 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Al celebrar un año más la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo damos gracias a Dios, Padre de las misericordias, por su infinito e incomprensible amor para con sus criaturas al enviar a su Hijo hecho hombre, igual en todo a nosotros excepto en el pecado.

    La Navidad es punto de partida: la historia humana ya no es igual luego de conocer (es decir, de experimentar personalmente) al «Dios-con-nosotros».  La Navidad es centro: obligado punto de referencia para esclarecer todo, como nos recuerda el Concilio Vaticano II: «el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado» (Gaudium et spes 22).  La Navidad es meta (o debe serlo): que Dios sea en cada uno de nosotros verdadero «Dios-con-nosotros».

    Que nuestra comunidad parroquial y cada uno de nuestros hogares sea un Belén al que acudamos gozosos como los pastores en la Nochebuena para encontrar al Niño siempre en brazos de su Madre María.  Entonces, aun sin palabras, estaremos anunciando a todos: ¡Feliz Navidad!


    Consejo de la semana:  Saca tiempo estos días para visitar con toda tu familia algunos de los nacimientos más hermosos y completos que se montan cada año en San Juan. Aprovecha la oportunidad para meterte en las escenas y orar un rato. Puedes visitar, entre otros: Siervas de María, Calle Fortaleza 1, Viejo San Juan y Hogar Santa Teresa Jornet, Carr. 176 Km 3.8, Cupey.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2016-12-14 2:04 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Luego de su perplejidad al encontrar que María, su desposada, estaba embarazada, y sin poder explicarse lo que había pasado –pues conocía bien a María y sabía que era incapaz de cometer adulterio– José decide repudiarla en secreto para no exponerla a la pena de lapidación. Es la mejor solución que humanamente pudo pensar ante algo que no entendía. Dios, sin embargo, tiene otros planes para él, los cuales le manifiesta a través del ángel. Y José, siguiendo fielmente lo que Dios le pide, hace posible la entrada del Hijo de Dios en el mundo como descendiente de David –en cumplimiento de las Escrituras– e hijo de una familia constituida por un padre y una madre–la Sagrada Familia–.  José no reclamó a Dios derechos, no se aferró a su plan de casarse y ser padre, también biológico. Supo confiar en Dios sabiendo que Su voluntad es siempre lo mejor para nosotros y para los demás; en este caso, para Jesús y María y, por medio de ellos, para toda la humanidad. Llevó a su casa a María y a su hijo, y asumió la paternidad sobre éste, imponiéndole el nombre que el ángel le había dado. Aprendamos de José cómo responder a la voluntad de Dios por extraña o difícil de entender que nos parezca. Aprendamos que lo que le damos a Dios se nos devuelve multiplicado y lo que le negamos lo perdemos, tanto para nosotros como para los demás.


    Consejo de la semana:  Sin oración diaria bien hecha, sin ese encuentro con Dios por medio de su Palabra y el silencio, es imposible confiar en Dios como lo hizo José. Ora en silencio antes de comenzar tu día, antes de que la algarabía, las voces, la música ocupen tus sentidos. Medita en la invitación que Dios te hace para que lo acojas en tu vida ese día. Toma como base el evangelio de la Misa del día. Y escucha al Espíritu antes de dar tu respuesta, antes de dar tu «sí» a lo que Dios te pida. Hazte consciente que esa respuesta se hará concreta en tus palabras y acciones a lo largo del día. Luego, antes de ir a descansar en la noche, dedica un par de minutos a repasar tu día y ver cómo compara tu respuesta vivida contra la respuesta que diste en la oración. Pide perdón y ayuda por lo que no fue coherente y agradece todo lo demás. Y disfruta según va creciendo tu acogida de Dios.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2016-12-09 4:27 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    Juan Bautista está a punto de escandalizarse de Jesús porque no ve que su fuerza y su poder “reúna el trigo en el granero y queme la paja en una hoguera que no se apaga”, como decía en el evangelio del domingo pasado. Por el contrario, Juan está en la cárcel y Jesús es amenazado por los dirigentes del pueblo, mientras que los poderosos continúan como siempre. Por eso, desde la cárcel, manda a preguntarle a Jesús si él es el Mesías prometido. La respuesta de Jesús es: anuncien a Juan las obras del Mesías. Obras que corresponden a las promesas del Antiguo Testamento (ver la primera lectura de la Misa de hoy). En otras palabras: sí, Jesús es el Mesías esperado, pero su mesianismo no consiste en eliminar el mal destruyendo a los malvados, sino ofreciendo su amor a todos, en primer lugar, a los “pobres” de la primera Bienaventuranza, es decir, a los que sufren, los enfermos, los necesitados material y espiritualmente. A ellos se dirige Jesús para manifestarles la ternura de Dios, su amor misericordioso, dispuesto a sufrir hasta la muerte las consecuencias del mal sin claudicar en su amor. En esto consiste el “señorío” de Dios, su omnipotencia. ¿Cómo debes dejarte cambiar para que el ‘Dios con nosotros’ actúe en ti con su ternura, misericordia y omnipotencia?


    Consejo de la semana:  Hoy escoge ser el rostro tierno y misericordioso de Dios para aquellos con los que vives. Elige perdonar las ofensas en lugar de vengarlas. Elige compartir ‘Palabra de Dios’ (una frase que hayas meditado y te haya tocado) en lugar de ‘palabras humanas’. Elige dar en lugar de buscar recibir. Busca que estas sean acciones concretas con personas concretas. Si son “pobres”, mejor.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

  • 2016-12-01 1:36 PM | P. Ángel Ciappi (Administrator)

    Queridos hermanos y hermanas:


    La venida del Hijo de Dios al mundo había sido preparada por la historia de la salvación a lo largo de siglos y finalmente por san Juan Bautista. A nosotros nos corresponde ahora hacer también la preparación mediante una buena disposición del corazón, tomándonos en serio los llamados que nos hacen el evangelista Mateo, las voces de los profetas y la predicación de Juan Bautista. Este es el sentido del Adviento que estamos viviendo. Si Navidad es acoger a Dios como el Emmanuel, el ‘Dios-con-nosotros’, no habrá Navidad si no preparamos nuestras personas para acoger a Dios, de modo que sea ‘con-nosotros’. Esta semana Juan Bautista nos dice que la venida de Dios se prepara en el ‘desierto’, con la austeridad en nuestros hábitos y estilos de vida, con silencio interior y exterior. Todo lo contrario, a lo que nos propone el mundo, especialmente en estos días en los que, bajo apariencia de cultivar la amistad y la generosidad, se nos invita al desenfreno en el consumo, el ruido y las compras. A Juan Bautista el Espíritu es quien lo impulsa al desierto. ¿Estás dejando que el Espíritu te impulse también al desierto este Adviento? ¿Estás sacando tiempo para escuchar al Espíritu?


    Consejo de la semana:  Si no lo has hecho todavía, apresúrate a preparar la corona de Adviento en tu hogar. Haz una lista de los hábitos que vas a revisar en tu vida. Dialoga pausadamente con Dios en tu oración sobre lo que hay que quitar, cambiar o añadir este Adviento para preparar bien la llegada del ‘Dios-con-nosotros’. De manera especial revisa tu empleo del tiempo, de tus bienes y de tu dinero. Si haces lo mismo de cada año tendrás los mismos resultados que te dejan insatisfecho. Toma la decisión de que este año no sea así.


    Gracias por ser parte de nuestra familia de fe. Dios te bendiga abundantemente.


    P. Ángel

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