Después de los setenta, no es tan importante dar gracias a nuestro Dios por eventos que cambien abruptamente nuestras vidas. Después de la madurez, a veces resulta mas importante el rogar porque nuestras vidas no cambien, y se mantengan estables ante el inevitable deterioro que los años nos prometen, y nos provocan.
Doy gracias a Dios porque al amanecer esta mañana no eran muchas mis dolamas, y noté que estaba vivo. Porque pude ver la luz. Porque Raquel estaba a mi lado. Porque podía y puedo respirar, habiendo gente que no puede. Porque estábamos bajo nuestro techo y nos sentamos juntos a tomar café, y lo pudimos tragar, habiendo gente que no puede. Vinimos a Misa, habiendo gente que no puede. A nuestra Parroquia. A orar junto a ustedes, nuestra familia extendida, que también son para nosotros regalo de Dios. Damos gracias por la guía de nuestro Padre Ángel y Padre Larry. Damos gracias por este templo que nos alberga y nos acoge.
Damos gracias por vivir en una isla en el trópico, donde abunda el sol y el mar, y donde hay brisa y lluvia. Donde las discordias políticas no llegan al genocidio que a veces se asoma en Tierra Santa. Damos gracias por un Papa de vanguardia, de sencillez, de humildad, de valentía y con ansia de cambio, quien habrá de eliminar lo que en nuestra Iglesia resulte arcaico y anacrónico.
Damos gracias por poder escuchar música y disfrutar del Coro, habiendo gente que no puede. Damos gracias por quienes se nos van, habiendo ya cumplido, y por quienes nos nacen, para hacernos cumplir a nosotros.
Damos gracias por nuestros maestros que educan y nos han educado, por quienes curan y nos han curado, por quienes protegen y nos han protegido, por quienes sirven y nos han servido.
Damos gracias por poder llorar y por poder reír. A veces nos reímos de nuestros males y lloramos por nuestras alegrías. El ser muy seriotes a veces sugiere que no somos muy felices. Damos gracias por el sentido del humor, que es un don, no un pecado.
Damos gracias por las múltiples felicidades que nos brinda Dios a través de sus sonrisas y bendiciones. Bendiciones tan infinitamente sencillas como el ser y el estar.
Por todo esto damos gracias a Dios, hoy y todos los días.
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